Enrique de Diego.
Me pregunto si puedes dormir después de lo que has hecho. Si tienes conciencia, vamos. En una ocasión, pareciste indicar que sí y que te dolías de haberte olvidado del juramento hipocrático, siguiendo protocolos que representaron la muerte de aproximadamente 140.000 ancianos por esos protocolos asesinos, cantidad monumental que fue necesaria para el genocidio de las timo vacunas de las que tú fuiste el estelar catódico propagandista de que eran «seguras y eficaces», cuando eran seguras y eficaces, como ya está demostrado, únicamente para matar, y ahí están los datos de la sobremortalidad abrumadora.
Pero no adelantemos acontecimientos. Primero hubo que asesinar a 140.000 ancianos, con la colaboración necesaria de las residencias de ancianos y de los médicos de las UCIs. Y tú estabas entre ellos, en el Hospital Ramón y Cajal. Ya podías haberte dado cuenta de que todo era mentira pero te cegó la codicia, supongo, al fin y al cabo, cobras de las farmacéuticas, de AstraZeneca y de otras.
Este silencio sobre el crimen colectivo es sospechoso de la mala conciencia existente en nuestra sociedad. Tengo un amigo que perdió a su padre y a su suegro en aquella matanza. El padre, coronel del ejército retirado, llegó al Hospital Gómez Ulla a una revisión rutinaria de una afección respiratoria, le cazaron, le llevaron a la UVI y en 24 horas lo mataron. Él saltó de la cama y se arrodilló e hizo la señal salvadora de la Cruz. Fue su forma de pedir la Extrema Unción, pero nadie le entendió. Le aplicaron una de aquellas intubadoras asesinas con las que quemabáis con oxígeno puro los pulmones. Luego se prohibia la Ivermectina, y todos los farmacos eran perjudiciales. Sí, te olvidaste, por la pasta de las farmaceúticas, te cegaste por las cámaras de televisión, te perdiste por tu codicia y tu vanidad, y te olvidaste de Hipócrates, te convertiste en un satanario. Triste sino.
Pero todo se va a saber, queda poco tiempo. Luego fuiste el apologista de las timo vacunas que eran, según la consigna de la bigpharma, «seguras y efcaces». ¿Cuántas veces habrás repetido en aquella época ese latiguillo mendaz? ¿Se lo repetirás a Mariló Martínez Heredia o a Johanna Sánchez, que luchan contra las enfermedades que la proteína Spike ha formado en su cuerpo? ¿O a los miles de muertos y afectados por las timo vacunas, brebaje letal, que reconoce el Ministerio de Sanidad? ¿Puedes dormir por las noches? ¿Has cauterizado tu conciencia para que no te grite?
Pero todo se va saber, nada va a quedar impune. El 17 de junio, Kansas demandó a Pfizer, alegando que el gigante farmacéutico «engañó» al público con varias afirmaciones sobre su vacuna COVID-19. Pfizer, por ejemplo, afirmó el 1 de abril de 2021 que «no había problemas graves de seguridad hasta seis meses después de la segunda dosis» de la vacuna que fabrica con la alemana BioNTech, señala la demanda. Pero documentos hechos públicos a través de una demanda mostraron que la base de datos de eventos adversos de Pfizer, que incluye problemas reportados después de la vacunación en todo el mundo, ya contenía 158,893 eventos adversos al 28 de febrero de 2021.
«Las declaraciones de Pfizer de que su vacuna COVID-19 no tenía ningún problema de seguridad eran inconsistentes con los datos de eventos adversos que poseía», afirma la demanda, presentada por el fiscal general de Kansas, Kris Kobach. «Pfizer ocultó, suprimió u omitió hechos materiales que poseía y que mostraban importantes problemas de seguridad asociados a la vacuna COVID-19 de Pfizer».
Esa es una de las ocho demandas presentas por fiscales generales de otros tantos Estados. Todo se va a saber, nada va a quedar impune. ¿Dónde te esconderás entonces, César Carballo? Yo soy el héroe y tú eres el villano.