Javier de la Calle.
Esos antros con luces de discoteca y música infernal que son los gimnasios, en los que hay que hacer cola por tocar una pesa son en su mayoría centros de enfermos. Para entender la problemática, sobra con conocer que casi la totalidad de los clientes lo son por mejorar su imagen personal, y no por cuestión de forma física. Hay que lucir para las fotos de Instagram.
Si quiere ponerse en forma, diríjase a la obra más cercana, en la que aun encima le pagarán por descargar sacos de cemento. En el caso de las mujeres es más banal, pues centran sus ejercicios en tornear el culo.
El cóctel explosivo lo completa el consumo indiscriminado de químicos. La suplementación está concebida como algo beneficioso, no así su abuso. Antes de ir a un gimnasio, ejercite la mente.