Enrique de Diego.
Quítate ya esa media sonrisa que te da muy mala imagen, Florentino Pérez, porque es muy grave lo que has hecho; te has cargado al Real Madrid; deja de ir de triunfador porque la guinda en el pastel de mierda la has hecho con ese impresentable de Mbappé, que juega con la disgregación y disolución de Francia.
Te voy a contar una anécdota de don Santiago Bernabéu, que ese sí que era un hombre de pelo en pecho. Ocurrió que Alfredo di Stefano, la saeta rubia, empezó a hacer un anuncio de slips y aquello no le gustó nada a don Santiago, que inmediatamente emplazó a que terminará con aquella astracanada o tendría que abandonar el Real Madrid. Era un hombre que anteponía el espíritu del Real Madrid al dinero, porque los anuncios de entonces eran los patrocinios de ahora.
Te acompañan los títulos pero el Real Madrid ya no representa nada, en todo caso el globalismo para tener entretenidos a los subnormales y los gilipollas. Resulta que en este mundo que dicen globalizado, tú te has dado cuenta de que el Real Madrid es un equipo que lo mismo podía ser el Real Singapur, pongamos por caso. Es decir, una cáscara vacía, que ya no representa nada, que no es el gran equipo de las clases medias españolas, del orgullo nacional, el gran equipo de una comunidad moral. Que ya no tiene cantera sino chequera, que se debe a sus patrocinadores, que ya no de los socios. Dicen que las nuevas generaciones han degenerado a fuer de jugar al fútbol con la videoconsola, pero es muy grave que tu mierda de equipo no sea la aspiración de los que juegan en las categorías inferiores y sí de los que han nacido en las favelas brasileiras o en la banlieu parisina. Antes el Real Madrid era un sueño con títulos y ahora es una mierda pinchada en un palo con títulos, pero ya nadie siente los colores ni queda nada del Real Madrid ye ye ni del de la «quinta del Buitre», salvo Emilio embutido en un traje, como empleado tuyo, como lacayo globalista, diciendo tonterías al uso dentro del discurso oficial de la maldita agenda 2030 que, por cierto, contempla el exterminio de los gilipollas que te siguen en tus desvaríos.
La última es tu estupidez de fichar a Mbappé, el loro de Macron. Dice un tuitero ilustrado. Cristóbal Caris Rojas, que «tengo la impresión de que su fichaje transciende lo deportivo, que es una especie de caballo de Troya ideológico, de hecho, ahí tenemos su declaración pidiendo «tolerancia e inclusión». Nos bombardean por todos lados, incluso en lo que se considera más tradicional. Pinta mal Mbappé». Por de pronto, debías haber temido la vergüenza de no fichar a quien tantas veces ha despreciado al Real Madrid, algo que no hubiera consentido don Santiago Bernabéu.
Pero desués ha defendido las tesis del globalismo suicida, con sus conceptos mantras, el proceso que lleva a la sustitución de tus socios, la disgregacióm de Francia, su disolución en un mosaico de pseudo culturas en conflicto. Eso represenas tú con tu Mbappé, el de la nariz rota. Con tu pan de lo comas y ojalá te salga mal ese fichaje ponzoñoso.