Javier de la Calle.
Taylor Swift predica la concienciación sobre el cambio climático, pero la cantante actúa en contra de lo que predican los científicos. Más allá de sus vuelos en jet privado, Swift es dueña de una mansión en Rhode Island, por la que pagó más de 17 millones de dólares.
La espectacular mansión está situada invadiendo la costa, para lo que se ha elevado para evitar las subidas del mar. Una lucha de la arquitectura contra la naturaleza.
La mansión de Swift se sitúa en Watch Bay, un lugar que según los cálculos de la subida del nivel del mar que predican los calentólogos será tragado por el mar antes de que acabe el siglo.
Sin embargo, Swift no parece que crea que el mar vaya a subir de nivel a corto plazo, y disfruta de sonoras fiestas en su privilegiada mansión.