Javier de la Calle.
El pasado 29 de marzo alertábamos en Rambla Libre que una vez finalizase la Semana Santa las lluvias desaparecerían de España. Así ha ocurrido, y los termómetros se han disparado de forma repentina. Los cielos vuelven a presentar extrañas estelas, a pesar de reducirse el tráfico aéreo. Un calor que será puesto como excusa para aumentar los precios de los productos alimentarios, y que en verano dará paso a los cortes de agua, aunque los embalses españoles tiene un 12% más de agua que en 2023.
Las tradiciones vinculadas a la Semana Santa exponen las manipulaciones de los globalistas; pues la Semana Santa varía en su fecha de celebración según el calendario lunar. Esta variación en el calendario no varía el hecho de que las lluvias se concentren en los días que hay procesiones, y no se repiten de igual forma a lo largo de los años. Una anomalía sospechosa que viene sucediesen en los últimos años.
Los medios del sistema no son capaces de establecer estas sencillas relaciones causa-efecto, y tachan de desinformación toda aquella investigación que comprometa la tiranía impuesta por sus amos. En su sinfín de contradicciones, a lo largo del mes periódicos de todos los colores políticos han llevado a su portada las predicciones meteorológicas de Jorge Rey. Este chaval de 17 años basa sus pronósticos en las cabañuelas, un método que fue criticado por la AEMET. ¿Jorge Rey sí, pero las fumigaciones no? Aclárense, señores globalistas, y dejen los cielos azules.