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Estos son los políticos que no merecemos

Redacción




Efrén Díaz Casal. Coronel deInfantería (R)

Es evidente que la situación que los españoles atravesamos, difícilmente asumible, no es la más deseada.

Para explicar sus causas tenemos que acudir al auxilio de nuestra vigente Constitución que proclama que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, y al diccionario de la Real Academia Española, que define la democracia como un sistema político en el que la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes.

El juramento o promesa de los políticos en la toma de posesión de sus cargos está en consonancia con lo dispuesto por el Artículo 6 de nuestra Constitución proclamando que el ejercicio de su actividad es libre dentro del respeto a la Constitución y a la ley.

Una vez lograda la victoria electoral, al tomar posesión de sus cargos, los políticos “juran o prometen guardar y hacer guardar fielmente la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la Corona y cumplir los deberes de sus cargos”, juramento o promesa que queda arrumbada en el olvido al terminar el acto pues no son pocos los ejemplos al respecto en cualesquiera políticos sin distinción de ideología.

Cuando los políticos están en la oposición actúan de forma opuesta a cuando están en el Poder: en todo caso, cuando están en el poder confunden democracia con dictadura haciendo lo que se les antoja olvidándose de las promesas que hicieron en la campaña electoral y convirtiendo la mentira en su acción de gobierno, emulando a su homólogo nazi Joseph Goebbels “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

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La mentira, práctica que tradicionalmente la opinión pública relaciona con la profesión política, se cifra en:

  • Su desfachatez en la toma de posesión de sus cargos jurando y perjurando que cumplen la Constitución y la ley.
  • Su pasividad ante el secesionismo.
  • La reducción de los recursos hídricos debido a la carencia de embalses porque el coste para su construcción se emplea en gilipolleces como el empleo de lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, amenazadoras de la indisoluble unidad de la Nación española.
  • Ocultar a la opinión pública la gravedad de nuestra situación política y económica.
  • La corrupción de algunos políticos no siempre sancionada por los tribunales demostrando con ello su falta de soberanía, independencia e integridad.
  • Ocultar a la opinión pública los intereses de los políticos.
  • Falsear las cuentas públicas.
  • Ocultar los casos de corrupción.
  • Ocultar los datos del paro, la violencia contra la mujer y la preocupación por la creciente disminución del poder adquisitivo.

La lista resulta interminable, lo que aconseja desistir continuarla para no cansar al lector.

Estos políticos que no merecemos, nunca están disponibles para que los ciudadanos nos dirijamos a ellos para exponerles una cuestión sobre cualquier asunto por importante que sea, incluido el acatamiento por los organismos y entidades públicas y privadas de una Ley Orgánica: no saben, no contestan.

No se equivocó el político alemán Otto Von Bismarck cuando dijo que “la nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”.

Esperemos que la situación descrita y sus culpables desaparezcan lo antes posible de nuestro escenario.