El historiador Sergio Fernández Riquelme acaba de presentar su primera novela distópica titulada Agua pura, publicada por la editorial Ultima Libris y que nos presenta una España, en un futuro no muy lejano, sedienta, enfrentada y arrasada por el Nuevo Orden Mundial y sus diferentes armas.
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RUBÉN MARTÍNEZ: Tras toda una vida dedicada al ensayo histórico y político, ¿por qué una novela distópica?
Quería hablar, soñar, jugar con el futuro. Era la parte que me faltaba. Tras estudiar el pasado (como historiador) e investigar el presente (como profesor) quería aventurarme en el devenir, plenamente. Pero no solo desde análisis académicos o técnicos sobre posibles repeticiones, tendencias, predicciones o expectativas, supuestamente científicas, aunque casi siempre ideológicas sobre lo que nos gustaría que pasara o que no ocurriese. Sino desde la más pura libertad creativa, para imaginar los escenarios plausibles que te permite la novela distópica. Y nada mejor, a mi juicio, que intentarlo desde este género que permite interconectar, combinando documentación e imaginación en grado variable, el pasado, presente y futuro sin más limitaciones que la lógica interna que debe presentar su argumento.
¿Cuáles son tus influencias literarias?
Los clásicos del género, tanto fantástico como de ciencia ficción, así como algunos autores nuevos que han sabido continuar, de forma diversa, con la tradición distópica más profunda o más polémica. Pero también escritores de otras disciplinas que también me han marcado con sus mundos posibles. En el texto se encontrarán rastros reconocibles y citados de Orwell y Huxley, de Zamiatin y Glukhovsky, de Tomás Moro y de Alan Moore, y muchos más. Es de bien nacidos ser agradecidos. Y sin mis lecturas de estos gigantes de la novela (incluso gráfica) este trabajo no hubiera sido posible.
¿Qué encontrará el lector en Agua pura?
Agua pura es na novela en apariencia tradicional, y pretenciosa como todas las distópicas, sobre el supuesto fin del mundo. Pero que creo tiene su propia identidad: diferente, frenética, mesiánica, conspiranoica, polémica y, sobre todo, que aspira a ser lo más realista posible. Bebe de los clásicos, pero da un toque propio muy complejo, y se inserta en el género pero, en mi humilde opinión, se diferencia de la mayoría de las obras distópicas de los últimos años al repetirse, en ellas, de manera recurrente la creación de universos muy aislados de su contexto, bien demasiado ficticios bien demasiado intimistas. Es decir, quiere inventar su «futuro» casi completamente, y desligar su «mundo» lo más posible de la realidad presente. Pero aquí, y especialmente con respecto a nuestra literatura, se habla de un país concreto, el nuestro, con problemas concretos, los nuestros, y con personajes con nombre y apellidos (obviamente ficticios o escondidos) que remiten, en sus vidas e ideas, a las distintas visiones de lo que hemos vivido y estamos viviendo en nuestra nación.
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— Ultima Libris (@UltimaLibris) September 14, 2023
En Agua pura, hay elementos de la trama que pueden convertirse en realidad en un futuro no muy lejano…
O que ya están entre nosotros. Al final, los humanos no somos muy originales. Se pueden cambiar cosas materiales, en su evolución técnica, pero siguen presentes entre nosotros realidades inmateriales que nos hacen parecernos mucho a los antecesores: los amores y los odios, las esperanzas y los miedos, las creencias y las identidades, la biología y la necesidad, los que mandan y los que obedecen… La ficción distópica te permite combinar el cambio y la continuidad, aunque respetando esa lógica interna. Tienes la libertad creativa de interconectar documentación e imaginación, y en mi novela desarrollar temas de mucha actualidad desde las posibilidades de que cambien, se mantengan o se extingan. El agua, en muchas regiones de España y del mundo, es un grave problema en su cantidad y su calidad, y muchos expertos señalan que será el verdadero y escaso oro líquido por los que muchos lucharán para tenerlo o monopolizarlo, como otros recursos necesarios y desde poderes de siempre que todos bien conocemos.
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¿Es esta una novela de denuncia implícita contra el Nuevo Orden Mundial y sus diferentes tentáculos (Agenda 2030, geoingeniería, teorías de despoblación neomalthusianas…)?
No pretende ser una denuncia, aunque no quiere dejar indiferente a ningún lector, mostrando la posible evolución de los temas más polémicos, pretéritos o actuales. Nada es posible, incluso en la ficción, sin conocer la herencia. No toma partido, dejando que quién la lea se asuste o se indigne con las posibles evoluciones que se plantean, aunque es una ficción. Nadie es bueno y malo de partida o al final, solo supervivientes. Son vidas noveladas que representan a distintos bandos, a diferentes ideologías, a diversas necesidades humanas, a luchas inmemoriales y recurrentes, pero todos con dudas, dramas y elecciones que ocurren desde la noche de los tiempos. Nunca podemos olvidar de dónde venimos.
Y son personajes ficticios, pero todos ellos tienen, paradójicamente, más libertad para cuestionar o debatir temas del hoy que los ciudadanos reales, los cuales muchas veces no pueden cuestionar, por la corrección política, temas candentes como la Agenda 2030 o la geoingeniería. Esta es la maravilla de la ficción… que puede ser o no puede ser.
¿Por qué nos resulta tan atractivas las novelas apocalípticas?
Quizás porque no nos gusta el mundo en el que vivimos, y soñamos con destruirlo y empezar de nuevo. Quizás porque queremos ser los únicos supervivientes en nuestro entorno, y demostrar que podemos ser héroes, o que podemos tener lo que deseamos entre los escombros. O quizás por que la tradición apocalíptica de nuestra cultura, otrora cristiana, aún la tenemos marcada a sangre y fuego en la conciencia.
¿Cuáles son tus próximos proyectos en el campo de las letras y de la batalla cultural? ¿Tienes en mente próximas novelas?
Un libro del pasado y otro libro del futuro. En breve estará terminada mi historia de la Idea imperial española, desde la Reconquista hasta la Hispanidad. Y el año que viene, si a los editores y a los lectores les interesa, continuaré con mi mundo distópico en la segunda parte de esta novela.
SINOPSIS DE AGUA PURA
Un país se ha secado. Nuestro país. Décadas después de guerras y pandemias, los vaticinios se han cumplido, y millones de habitantes tienen sed, mucha sed, escondiéndose tras cuatro paredes o bajo tierra para evitar la radiación solar imparable. Ha comenzado la era de la extinción, y en una nación dividida, quemada y sedienta, burócratas inhumanos, guerreros despiadados y revolucionarios emergentes luchan por el agua que unos pocos monopolizan. Otro grupo de caminantes, entre la desesperación y los recuerdos, intentará penetrar, sea como sea, en la gran ciudad amurallada cerca del mar y encontrar el agua pura soñada. Pero entre los sedientos que quieren dejar todo atrás, unos ojos rojos, rojos como la lava, asustarán a todos aquellos que ya han vendido su alma al poder, pero darán esperanza a aquellos pocos que conocieron esa vieja profecía en la penumbra. Quizás, y como se escribía en las Crónicas de los Grandes Maestres, la historia humana no se repite como comedia o como tragedia, solo como la eterna lucha por la supervivencia.