Enrique de Diego.
Hay imbéciles, auténticos gilipollas globalistas al frente de las corporaciones más importantes. Es el caso de la empresa de alimentación Unilever. Los gilipollas en vez de hacer las cosas bien y punto se meten en camisas de once varias y dicen a los consumidores lo que deben pensar. Unilever lleva tiempo jugando con las cosas de comer, jugando con fuego y al final ha empezado a quemarse y sus acciones se despeñan.
Unilever ya metió la pezuña cuando exigió que a Donald Trump se le echara de las redes sociales amenazando con retirar su cartera de publicidad o cuando Elon Musk compró twitter retiró su publicidad con el argumento de que el «discuso del odio» estaba aumentando en twitter. El discurso del odio para estos mamelucos es, por ejemplo, deunciar el genocidio de las timo vacunas o criticar la ideología de género y todas las memeces de la pseudo ideología woke.
Pero esta verz se ha pasado Unilever veinte pueblos en el adoctrinamiento payaso y la desfachatez le está saliendo cara. Todo empezó cuando la empresa de helados Bend & Jerrys, de la corporación Unilever, con sede en Vermont escribió que “este 4 de julio, ya es hora de que reconozcamos que Estados Unidos existe en tierras indígenas robadas y que nos comprometamos a devolverlas”, antes de postear un enlace a una entrada de blog en la que se afirmaba que Estados Unidos devolviera el famoso monumento nacional con cuatro presidentes a los bienes tribales nativos. “Los rostros del monte Rushmore son los rostros de los hombres que trabajaron activamente para destruir las culturas y las formas de vida indígenas, para negar a los indígenas sus derechos básicos”, se afirmó en el posteo.
Hay tonterías que no hay por dónde cogerlas como esa estupidez propia de un espectador de «Bailando con lobos», una espléndida película de Kevin Costner, más falda que un Judas de plástico. Un miembro dirigente de estos nativos -es evidente que no eran «norteamericanos» pues ese concepto no les decía nada- se preguntaba si Unilever, dando ejemplo, les iba a devolver las tierras que posee en Vermont.
Digamos que el gilipollas de Unileve sólo ha pretendido tocar los huevos porque resulta impracticable devolver varios estados a los sioux, a las diferentes subtribus de ellos, y que correteen libremente por las praderas los búfalos. Es de auténticos berzotas soñar con ese mundo, en el que no existían los nativos, sino tribus pugnando entre ellas y guerreando para exterminarse. Ilustrativa es la guerra en «Bailando con lobos» entre los siuox y los sosones; guerra de exterminio. Esos nativos, divididos y enfrentados, que no conocían ni la rueda, eran unos pocos de miles donde habitan decenas de millones consumidores de los helados Bend & Jerrys y del resto de los productos de Unilever, tan proclives sus directivos a las memeces y a la censura, sin tener en cuenta que a sus consumidores no les iba a gustar que se cuestionara el surgimiento de su nación, salvo que Unilever lo que ha pretendido es desaparecer porque los nativos no da para mantener la corporación alimenticia.
“Hagamos de @benndjerrys otro Bud Light”, escribió el cantautor country John Rich como respuesta. Los cantantes de country están destcando por su sentido común para frenar a tanto gilipollas globalistas. Me gusta cada día más el country- Son unos auténticos patriotas. Yo, con mucha peor voz y mucha menos influencia, ya lancé hace tiempo el boicot a Unilever, que ahora reitero sumandome a la propuesta airada de nuestros hermanos los patriotas normetricanos, contra esa panda de auténticos gilipollas a los que les debemos haber reído las gracias y se han mal acostumbrado hasta que nos hemos dado cuenta de que esas desfachateces las dicen en serio y nos va la vida en plantarles cara, como ha hecho John Rich “¿Cuándo va a renunciar Ben & Jerry’s a sus tierras?”, escribió en Twitter Jenna Ellis, exabogada del presidente Donald Trump. Globalistas so gilipollas.