Luis Bru.
Ha muerto Pepi Déniz, periodista canaria, a los 49 años, de parada cardiorrespiratoria. Ha sido una muerte fulminante. No tenía el gusto de conocerla. Pero debía ser muy conocida en Canarias, donde ayudó a poner en marcha la delegación de Europa Press. En el año 2011 se convierte en jefa de prensa de la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, puesto que ocupa hasta el año 2013 tras la dimisión de la consejera, Margarita Ramos. Ahora se dedicaba a la docencia. Un curriculum timo vacunable, además de que en Canarias casi toda la población se timo vacunó, pero especialemnete los periodistas y los docentes. Pepi Déniz era una mujer del sistema que ocupó el puesto de jefe de prensa de una consejería. Miel sobre hojuelas. En la foto, aparece en el centro. Está de buen año.
Lo que me ha impresionado respecto a otras muertes, numerosas, es que el obituario da algunos detalles de su entorno: deja marido y un hijo pequeño de 6 años. Ese niño huérfano a medida que vaya creciendo se preguntará por qué murío su madre. Es posible que acepte la versión oficial, de la manada, pero también es posible que indague y llegue a la sospecha, cuando no a la conclusión de que su madre nurió a causa de la timo vacuna. También es probable que para entonces sea todo un clamor y hayan pagado los criminales por sus fechorías.
En cualquiera de esas posibilidades el hijo de Pepi Déniz se preguntará cómo fueron tan desalmados unos políticos que estaban para protegerla y fueron capaces de atacarla, cómo médicos y enfermeras que habían jurado mirar por su salud y no hacerla daño, fueron capaces de pincharle una pócima venenosa que le introdujo en su cuerpo la proteína Spike, cómo las fuerzas de seguridad cayeron en la trampa y en vez de servir y proteger a Pepi trocaron su misión por servir y proteger a los criminales con el fácil y amoral argumento de la obediencia debida. Por qué una sociedad se había degradado tanto que llevó al sacrificio de su madre. Por qué se creyó la mentira de la calentlogía del calentamiento global para que unos criminales multimillonarios tuvieran sueños húmedos satánicos de despoblar la Tierra y esclavizar a sus moradores y por qué la sociedad fue tan sumisa con ellos. Y de esas preguntas, y de la falta de explicaciones, nacerá la ira incontenible del hijo de Pepi Déniz, de los miles de hijos de las Pepi Déniz que están muriendo cada día.