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Los señores Margallo, en camarote, por favor

Redacción




Miguel Sempere

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha tratado de lavarle la cara a José Manuel García-Margallo por su viaje gratis total, junto con Isabel Barreiro, su segunda esposa, en el Juan Sebastián Elcano y lo ha estropeado más, mucho más. Por de pronto, confirma la información dada en exclusiva por El Plural, y firmada por su director adjunto, Francisco Medina.

Entre el 2 y el 6 de junio, el matrimonio adicto al gratis total y la liposucción, se dio un viaje de placer en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Como contribuyentes, nos alegramos mucho de saber que no sólo le costeamos el viaje a ese par de gorrones compulsivos, sino que en la aventura a gastos pagos les acompañaron otros 88, hasta un total de 90. Es muy satisfactorio, como contribuyentes, haber hecho felices durante unos días a tantas personas.

La agencia Europa Press, que es la que se ha prestado a este ejercicio de periodismo basura, concreta que el grupo lo había seleccionado el jefe de Estado Mayor de la Armada, el almirante general Jaime Muñoz-Delgado y Díaz del Río. Menos mal que los Margallo y los 90 de la fama no fueron al abordaje, aprovechando la ausencia de los guardiamarinas. Resulta tranquilizador que con veinte años de recortes ininterrumpidos en los Presupuestos de Defensa, nuestra Armada todavía tiene fondos para andar dando viajes de recreo.

Aquí se ha perdido tanto el Norte a fuerza de depredar al Estado de manera inmisericorde que la agencia, el almirante mayor y el Ministerio tratan de darle vaselina al pobre Margallo diciendo que el grupo era “un amplio espectro de la sociedad española”. Es decir, desahuciados, parados de larga duración, dependientes sin ayuda, jóvenes parados… ¡Ah!, no, perdón: “ex altos cargos con el PSOE, diplomáticos, universitarios, sindicalistas, abogados, ingenieros, militares de otros ejércitos familiares de la tripulación…”.

Según El Plural, que tiene el mérito de la exclusiva, “el colmo del descaro para justificar estas ‘vacaciones en el mar’ la utilizó otro de los invitados, el exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido (porque había muchos invitados del PP, y no ex altos cargos PP por cierto, en el grupo, aunque el Ministerio olvidó incluirlos en el grupo).

Lo que dijo Zoido fue que “no se puede hablar de privilegio ni de excepción”, y recomendó a los que le criticaban que “si están interesados en conocer cómo pueden hacer el viaje es muy sencillo, que lo soliciten a la Armada Española hasta que se les conceda, como he hecho y el resto de los 90 civiles invitados”. O sea, cualquier español que quiera unos días en el buque de la Armada, según el exalcalde de Sevilla y ahora diputado regional, lo único que tiene que hacer es ponerse en contacto con el Almirante Muñoz-Delgado. Y eso sí, imaginamos, sentarse a esperar.. mucho tiempo”. No sólo nos expolian, encima se cachondean de nosotros. ¿Hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia?

Vida dura, de brega, la de esos noventa aparentes gorrones, que suben al barco en Marín y desembarcan en San Fernando, pues la travesía conlleva “levantarse a las 7.00 horas, dormir en estrechas literas, asistir a charlas formativas sobre la Armada o materias como meteorología o cartografía…” Sólo falta que los hagan subir a los trinquetes.

¡Pobre Margallo, lo que debió sufrir en estrechas literas! Ni tras la liposucción en el Gregorio Marañón. ¡Ah!, un momento, que el ministro y su esposa, directiva farmacéutica, viajaron en camarote como los hermanos Marx: “tuvieron acceso a uno de los pocos camarotes con los que cuenta el buque”, aunque “la pareja, eso sí, comió con el resto de la tripulación y los pasajeros en el comedor de los guardiamarinas, salvo cuando fueron invitados a cenar con el comandante”. ¡Qué detalle, comer con el resto, todos gratis!

Están a punto de ponernos un multazo los de Bruselas porque no paramos de gastar, no hay dinero para las familias que tienen a algún dependiente, hay que meter la mano en la hucha de las pensiones para pagar las extraordinarias, no se paga en tiempo y hora a las farmacias…pero siempre queda para pasear a noventa gorrones de la casta.

 Señor Almirante Jaime Muñoz-Delgado: No tiene ni honra ni barcos. Oiga, déjese de lacayismos estúpidos, indignos en un soldado de España, y que los gorrones se paguen de su bolsillo el pasaje.