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Masacre del PSOE que desangra su poder territorial, con voto de castigo a Pedro Sánchez y sus aliados podemitas

Redacción




Luis Bru.

Las elecciones locales y autonómicas representan una auténtica masacre del PSOE, que pierde por 800.000 votos frente al PP, y sus excéntricos aliados podemitas. Los barones socialistas pierden en un voto contra el petulante Pedro Sánchez; caen derrotados en niveles de sangría hemorrágica. Los socialistas pierden Aragón, Extremadura, Comunidad Valenciana, Balares, La Rioja y Cantabria, donde Miguel Ángel Revilla es desalojado del poder. Sólo Emiliano García Page resiste en Castilla-La Mancha. Mantienen los populares sus feudos en Murcia y Madrid: Isabel Díaz Ayuso se va a las nubes y arrastra a la mayoría absoluta en la alcaldía a José Luis Martínez Almeida.

El resultado podía esperarse observando la inquina con que era recibido el todavía presidente del Gobierno cada vez que bajaba del Falcon y pisaba la calle. El votante ha entendido estas elecciones como unas primarias y ha votado contra Pedro Sánchez de manera bastante uniforme en toda España.

Carlos González. /Foto: alicanteplaza
Patricia Macià.

En la Comunidad Valenciana pierde las tres capitales y pierde Elche cuyo candidato Carlos González, con un equipo muy profesional, liderado por Patricia Maciá, ha sido el mejor alcalde sin duda de toda la democracia, pero la votación en clave nacional le ha pasado factura, a pesar de su tolerante gestión durante la plandemia.

También ha pagado sus excéntricas alianzas con Podemos y los separatistas, errores y horrores de la inútil Irene Montero, que se puede ir despidiendo del Ministerio al que nunca debió haber llegado, de su ley del sí es sí, o de su postura a favor de la pedofilia, o de la flatulenta Ione Belarra, como la ley de bienestar animal que castiga con más de un año matar a una rata.

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La agenda 2030 sufre un auténtico varapalo. La ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, la malvada Teresa Rivera ha llevado su lacayismo y sumisión a las élites a la demencial política de destrucción de compuertas y derruyendo embalses, mezclando la inutilidad con la perversión. La decisión de Más Madrid, y buena parte del PSOE, como el alcalde de Sevilla, uno de los más sonoros fracasos, de hacer suya la propuesta de confinar vitaliciamente a los ciudadanos en las ciudades-cárcel de 15 minutos le ha pasado una factura terrible.

Queda por ver si el Partido Popular sigue en esa línea de la agenda 2030, con la identidad digital europea que quiere una desacreditada Bruselas, y la nueva plandemia que propone la OMS para 2024, en coordinación con esa chorrada de la identidad digital europea, y si el vacunazi Alberto Núñez Feijoó tiene capacidad de maniobra para romper con la agenda 2030 o quiere naufragar con ella. Feijoó fue el más radical sicario de la industria farmacéutica pretendiendo la timo vacunación obligatoria con multas de 60.000 euros. Algunos de los hombres de su enterno como José Manuel García Margallo califican la agenda 2030 «es como el Evangelio». La base social del PP no está en estas tesis genocidas delirantes, pero la cúpula del PP, y Alberto Núñez Feijoó sí, adornando su solapa con el maldito pin.

Vox con 1,6 millones de votos y 1.700 concejales consigue un buen resultadoy se hace el portavoz de la oposción a la agenda 2030 y es decisivo para el pacto en numerosos territorios si Feijoó opta por acuerdos dentro del bloque de derechas. Ciudadnos, como era esperable, se extingue. Una escoria globalista menos.

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