Enrique de Diego.
Después de leer el excelente artículo, en forma y fondo, de Borja Arias Montero, un ilustrado abstencionario, extremeño ilustre, con sangre de conquistadores, proyecto de histriador en ciernes, «Yo me opongo: paremos el derribo de la presa de Valdecaballeros«, la primera sensación es que me hubiera gustado estar en la manifestación, defendiendo a muerte la presa, porque en Valdecaballeros se libra una batalla fundamental, decisiva por nuestra supervivencia, la de todos, frente a las fuerzas del mal globalistas, frente a su representante en España cruela de vil, Tersa Rivera. ¡Valdecaballeros no se tira! ¡No se deja sin agua a tres pueblos, en los que está representada toda España, toda la España sedienta por esta sequía inducida por vueltos traidores de aviones que nos fumigan todo el día con alumnio y otros materiales nocivos!

La presa de Valdecaballares es un lugar hermoso que ha producido un habitat de aves acuáticas espectacular; es un fantástico lugar que da vida y engrandece el alma, que genera riqueza, que riega los campos y sacia las gargantas resecas de sed. Es un lugar por el que merece jugarse el todo, como hace ese ciudadano ejemplar y heroico que se ha puesto en huelga de hambre, David Pravos, para defender su presa, el agua de todos. Valdecaballeros es una realidad y es un símbolo del afán destructivo de la bruja Teresa Ribera.
Todos están convocados hoy a la manifestación que se celebra en la inconclusa central nuclear de Valdecaballeros. Todos allí, todos a una como Fuenteovejuna. A defender el agua, la presa de Valdecaballeros, hasta la última gta de sangre. Estos son tiempos oscuros, en el que el mal avanza desatado y en Valdecaballeros se le va parar, le vais a parar y se va ahogar en sus excrementos.
Porque hay una lección decisiva en Valdecaballeros: los ecologistas, los ecofascistas siempre yerran en favor de ls intereses de las élites globalistas. Son unos mequetrefes. Ningún respeto a los ecofascistas, son pura escoria, verduras de las eras manriqueñas. Los ecofascistas quieren desertizar España para que sus amos hagan un negocio inmundo llenando el territorio patrio de parques eólicos e instalaciones fotovoltaicas. Despblando de sus moradores, secando nuestros campos, matándonos de sed. La tiranía ecfascista es uno de los ponzoñosos tentáculs de la hidra glbalista y ha durado demasiado con su cochambrosa irracionalidad. Son muy pocos. son muy subvenconados, nunca han pegado un palo al agua, son muy traidores y muy falaces.
La central nuclear de Valdecaballeros nunca debió pararse por estos mentecatos con sus diabólicas estulticias, con sus autñenticas chorradas. Se perdieron puestos de trabajo, se perdió una fuente de riqueza para la comarca y para toda España, a la que se hizo depender más de la energía foránea, de la nuclar de Francia, cuando ahora todo el mundo vuelve a la energía nuclear; Alemania, la primera, que ha declarado la energía nuclear ‘verde‘, la más verde todas.
Los ecologistas dicen unas chorradas, actúan con una prepotencia, que en mi pueblo segoviano en tiempos más sensatos y no de tanta estupidez urbanita, los hubieran tirado al pilón y les hubieran corrido a gorrazos. Como a ese urbanita ecologeta que se presentó en el Cuartel de la Guardia Civil, de fin de semana de tutismo rural, a denunciar por el ruido que hacían las campanas. Pero ya se ha colmado el vaso de nuestra paciencia, ¡la presa de Valdecaballeros no se toca! ¡Al pilón con ellos, son basura, nos quieren matar de sed, las órdenes de sus amos! Ellos son sólo lacayos adiestrados alimentados, para no hacer nada, sólo para generar problemas, por las zonas más oscuras de eso que llaman Estado. ¡Todo el poder para el pueblo! ¡Abajo los ecofascistas! ¡Abajo la bruja Teresa Ribera! ¡La presa de Valdecaballeros no se toca!