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Repentinitis, la nueva anormalidad

Redacción




Luis Bru.

Hay que ir al fútbol preparado para lo peor, para la muerte de algú jugador, o el infarto en las gradas; las maratones o medias maratones incluyen un corredor muerto; si uno va a ver un concierto hay artistas que colapsan, incluso hay humoristas que han caído produciendo la hilaridad del público. Como hay presentadores de televisión que de repente ponen los ojos en blanco y sucumben. Joaquín Cortes está el pobre que no sabe, ni los matasanos, por donde le da el aire; que se ovlide de bailar. Antonio Resines no levanta cabeza. Fernando Sánchez Dragó se fue al otro mundo con cuatro timo vacunas, casi un récord. Hay sacerdotes que se desploman y fallecen en plena celebración de la Santa Misa por «el acto de amor«, que dijo Bergoglio, el gangoso e insoportable cojón del anticristo. Ya es un clásico el ciclista que muere en la bici. Ha cesado las campañas por los atropellos. Es la muerte de la nueva anormalidad, la convivencia con la muerte como algo cotidiano. Los medios de prostitución, las furcias mediáticas explican a un público aterrado las causas más peregrinas que provocan el infarto. Es la mayor causa de muerte de la nueva mortalidad hasta provocar una pavorosa sobremortalidad.