Enrique de Diego.
En la impagable labor de hacer que brille la verdad histórica sin ambages ni paliativos, la Editorial San Román, en su benemérito esfuerzo, ha rescatado del olvido la narración de la epopeya de Teodoro Cuesta, sacerdote y profesor, para sobrevivir en el Madrid rojo, en el Madrid marxista, que se va degradando rápidamente hasta generar un paisaje delirante: una orgía de represión y un baño de sangre. Parece imposible las vicisitudes vividas y pasadas por el sacerdote ilustrado en medio de la vorágine revolucionaria. En ocasiones el libro adquiere el ritmo trepidante de una epopeya. Son dos años al borde de la muerte, en un clima de «odio y furor satánicos», cuando «da comienzo la época del ‘libre asesinato’, cual no se registra en el mundo entero».
Surge así la verdad histórica, con el valor del testimonio en primera persona, muy alejada del discurso oficial mendaz: «iglesias, colegios y conventos habían sido asaltados, saqueados e incendiados; sacerdotes y religiosos, asesinados; religiosas lanzadas a la calle en estado desolador…». Pasan ante nuestros ojos el Cuartel de la Montaña, la Dirección General de Seguridad, las chekas, las patrullas de asesinos a todas las horas del día, Paracuellos del Jarama, la Cárcel Modelo…En medio de la Iglesia de las catacumbas: «démonos la absolución y consumamos las Formas consagradas».
El libro se titula «De la muerte a la vida», en el Madrid de la locura marxista sólo hay muerte con un furor satánico, adjetivo que está presente en las páginas del libro. «Hanse reunidos en torno a Satanás, que despide chispas de furor de sus ojos infernales, sus fieles satélites. Los demonios todos están en agitada asamblea: el demonio del homicidio, el del incendio, del robo, de la mentira, de la calumnia y de la lujuria, que, juntamente con las bacantes embriagadas, los espectros y las sombras terribles, las arpías con sus sangrientas garras, el terror con su rostro cadavérico, la venganza con su mirada torva, el hambre, los dolores y la muerte está prontos a derramarse, Habla lucifer, aceptando agradecido sus servicios, y después de llamar en su ayuda a la idolatría, al orgullo y la superstición, los mejores servidores del comunismo, clama con voz que, acompañada de tres furibundos golpes de su trozo infernal, con su cetro, que sostiene con sus manos encendidas, hizo estremecer a los avernos: ‘Partid, volad, haced prosélitos ateos y apóstata; tened gran cuidado de que la dulce ponzoña del deleite se encienda en las pasiones más atrevidas; aniquilemos a nuestros enemigos los cristianos, llamando a todos fascistas'».
Después de ser detenido varias veces y estar a punto de ser fusilado, consigue entrar en el Liceo Francés. Allí, bajo la protección de Francia, empieza un cautiverio con centenares de personas, que viven una delicada vida espiritual. Teodoro Cuesta puede decir la Santa Misa, dar el Sacramento de la Penitencia, organizar Ejercicios Espirituales…Es un relato vívido y conmovedor. Al año, la Embajada -fueron muchos los que salvaron la vida en las Legaciones extranjeras- organiza la salida. Es la vida reencontrada. «¡Familia! ¡Religión! ¡Patria! Al abrazaros aquella noche indescriptible, confieso que encontré la felicidad por tanto tiempo perdida».
El libro se acompaña con unas sumamente ilustrativas y exhaustivas notas a pie de página que enriquecen el texto y lo contextualizan.
Una lectura recomendable para todos los públicos, pero especialmente para los jóvenes, a los que vender una realidad que nunca existió.
Teodoro Cuesta, De la muerte a la vida, Editorial San Román, Madrid, 2022, 314 páginas.
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