Enrique de Diego.
Eres una cobardica, una hipócrita, Elena Berberana, rutilante directora de informativos de 7nn, que a decir del pigmeo moral de Losantitos la ven dos, y no me extraña porque teniendo al frente a la nulidad de Marcial Cuquerella o a personajes como Gonzalo Altozano, que aburre a las ovejas, pero, sobre todo el Cuquerella, que está donde está a fuer de dar al Yunque, sin tener ni repajolera idea de televisión, y que es capaz, en su infinita mediocridad, de inventarse cientos de mensajes de falsos espectadores para intentar demolerme, como hizo en un Gato al agua y aguante el fuego amigo. Pero, bueno, vamos a dejar esa televisión aburrida que, por lo menos, a veces, con sordina, a medio gas, con complejos, como corresponde a los yunqueros, que no valen ni lo que costó de bautizarlos, defienden que las timo vacunas son un fraude, letal, y por el respeto que me merece Fernando Paz, pase.
Pero lo que tiene pase es que te mantuviste en Libertad Digital silente y complaciente mientras el pigmeo moral de Losantitos decía que «aquí no entra nadie que no esté vacunado», llamaba a la timo vacunación obligatoria, tildaba ni más ni menos que de «asesinos» a los padres que corajudamente defendían y protegían a sus hijos, nos llamaba cucarachas y ratas a los no timo vacunados y exigía que nos mataran y exterminaran. Mientras eso sucedía tú eras una de las chicas mejor relacionadas con el tirano y callabas, hasta tal punto que cuando te fuiste a 7nn Losantos tuvo un rechinar de dientes y te llamó sin ambages traidora.
Y al día siguiente de salir por la puerta de Libertad Digital te posicionaste en Twitter contra las timo vacunas, dando muestras de tu cobardía, falsa heroína. ¡Claro! ¡Cómo lo ibas a hacer antes, bajo la tiranía maoísta del pigmeo moral, hubieras perdido el puesto de trabajo, te hubieran echado! Y tú, muy cuca, muy trepa, esperaste a tener amarado tu nuevo puesto para deshacerte de los harapos, y en ello no hay mérito. Te pedí que dieras la cara por Elia Rodríguez y denunciaras el abuso y las coacciones, y te has callado. Elia no encontró trabajo fuera, como buscaba, el mundo de los toros no tiene salida en la cloaca mediática. y se tuvo que timo vacunar y murió o se suicidó, harta de vejaciones, y esa fue la gota que desbordó el vaso.
Tú pudiste abandonar esa escombrera de Libertad Genital, que ha hecho del liberalismo una forma que se parece más al totalitarismo chino, a donde el pigmeo moral ha regresado o no se fue jamás. Y tú, Elena Berberana, cobardica, falsa heroína, musa del Yunque, no has tenido la decencia, en todo este tiempo de salir en defensa de Elia, ni por supuesto dar la cara cuando otros nos batíamos el cobre por los no timo vacunados; no ha sido capaz de denunciar la política de coacciones a la que fueron tus compañeros en Libertad Digital y que le costó la vida a Elia Rodríguez, sino que has permitido que presentaran falazmente su muerte como «accidente doméstico». Anda, Elena Berberana, vete a esparragar.