Abraán Cajaraville, Galicia.
Esta semana he estado por Madrid. Allí realizamos un acto de protesta en Callao, en el Congreso, y nos reunimos varios grupos de afectados.
El lunes tuve una esclarecedora reunión con el doctor Mera que está llevando a cabo estudios y tratamientos a gente que ha sufrido una reacción adversa de la vacuna. Me gasté lo último de mis ahorros en su consulta y analíticas con las que se detectan y se pueden ver los cambios nefastos que la vacuna genera en el sistema inmunitario y la cascada de daños asociada. Su trabajo está muy avanzado y es uno de esos oasis en el desierto donde los afectados podemos calmar nuestra sed de saber qué nos está pasando.
El martes tuve un par de entrevistas con medios y el Miércoles regresé a Galicia pero tuve tiempo a presenciar el desfile militar de la Fiesta de la Hispanidad. La vuelta se me hizo muy dura. Llevaba varios días disfrutando de un apaciguamiento fuerte en la mayoría de mis dolores los casi 5 días de mi estancia en la capital. Al parecer la humedad me afecta muchísimo en mis padecimientos articulares y musculares.
Esta semana que entra debo comenzar a trabajar ya que me he gastado todos mis ahorros en tratamientos y citas con diversos médicos. En las pruebas de aptitud clínicas saltaron las alarmas al detectar mis problemas cardiológicos causados por la vacuna.
Yo no me rindo, pero es una vergüenza que tenga que poner aún más en peligro mi salud y trabajar entre terribles dolores para conseguir los recursos necesarios para pagar esta lucha. Estoy encantado con el trabajo, uno de esos que sueñas cuando eres un niño, pero mis sueños, mi vida entera, se pierde en las tinieblas que inundaron mi vida tras ese pinchazo. Poco a poco avanzamos en las organizaciones y conozco a más gente maravillosa que no deberían estar preocupándose por mí pero lo hacen.
Consumo mucho de mi tiempo entre estudios, noticias, llamadas, correos y grupos de afectados. No quiero rendirme. Este es el décimo mes de mi lucha. No es una lucha virtuosa en la que te enfrentas al enemigo cara a cara, empuñando la espada, y el derrotado tiene una muerte digna. Es un tormento sádico, físico y psicológico, que trata de destruirte desde tu propio interior. Añoro el vigor, la paz y la alegría que me brindaba mi cuerpo para disfrutar de este mundo.
Domingo 16 de Octubre de 2022, 42ª semana de mi lucha contra la vacuna.