Enrique de Diego.
Hay una prueba incontestable de la verdad. La verdad, la estricta verdad, la descarnada verdad, la verdad que compromete y no tiene vuelta de hoja siempre se encuentra tildada de conspiranoica, de fake, de bulo, y siempre es lanceada con sus mentiras por los verificadores. Siempre que se dice que estamos ante teorías de la conspiración estamos ante la simple verdad. Siempre que se dice que estamos ante un fake o un bulo estamos ante la verdad completa.
En su desvergüenza, en su encallanamiento genocida, en su fatal arrogancia, en su asquerosa ponzoña, el sistema primero silencia la verdad, la oculta, se conjura en silencio contra ella, utilizando todo su fuego mediático, ya, a Dios gracias, desacreditado, profundamente desacreditado a fuer de mentir, pero cuando esa verdad con hombres de temple, con hombres de esos que nunca se rinden, alcanza dimensiones de fuerza el sistema de la mentira se retuerce y pone en marcha el descrédito de que son teorías de la conspiración o conspiranoicas, entonces podemos estar seguros de que ahí está la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Preparando este artículo he leído un deleznable texto del 15 de junio de 2020 sobre supuestas teorías de la conspiración publicado por esa mierda de El Confidencial. Trata de Bill Gates y consiste en situar lo obvio, presentar la verdad y descalificarla: que Bill Gates quiere poner un microchip, cosa que él mismo ha declarado y proclamado, que quiere eliminar y reducir población, cuestión que es evidente y ha dicho por activa y por pasiva, que en los países subdesarrollados ha matado cientos de miles y ha dejado infecundos a otros tantos, escándalo mayúsculo sepultado por las lacayunos medios de la mentira y de Black Rock, que anunció, el tarado, los planes de la plandemia en el vídeo que reproduzco, todo eso es la estricta verdad.
Es sólo una muestra de la manipulación vomitiva y gastada de los medios, del periodismo lacayo y desacreditado, que está, al servicio de Black Rock y Vanguard.
Pero los que amamos la verdad, y somos tildados por el sistema putrefacto y corrompido de conspiranoicos, estamos ganando, vamos a obtener la victoria completa, la verdad avanza y la mentira retrocede. Los malditos globalistas están en retirada. El tarado de Bill Gates vuelve sobre sus vómitos y declara que «la pandemia ha generado un nivel de debate y de teorías conspirativas que jamás hubiera imaginado». No hay mejor reconocimiento de la derrota sin paliativos. Costará aún un tiempo, pero ya se ha producido la victoria de la verdad, y ese «que jamás hubiera imaginado» es el mejor elogio de la serpiente que hay que aplastar.
Porque hay conspiraciones, porque está Klaus Schwab, con su foro económico mundial, y su centro de líderes donde se han formado todos nuestros malditos y traidores dirigentes, está la OMS con el payaso genocida Tedros Adhanom, y Anthony Fauci con la FDA y los CDC, y el tarado Bill Gates, con las farmacéuticas, con el codicioso payaso de Albert Bourla, que también tiembla ante la verdad, y los Rothschild, los Rockefeller, los Bush, la familia real inglesa, Ursula von der Leyen y su corrupta Unión Europea…los conocemos a todos. Los estamos ganando con toda su arrogancia y todo su falso poder.
La verdad es conspiranoica, es fake, es bulo. Decía el gran George Orwell, que «hay veces que es necesario defender lo obvio». Esta es, claramente, una de ellas. ¡Ay de los globalistas! ¡Ay de los que llevan el pin de la agenda 2030! Porque sucumbirán.