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Carta al ocioso y odioso Carlos III de Inglaterra: El único que sobras eres tú

Redacción




Enrique de Diego.

Alguna gente simple e ignorante ha interiorizado que somos muchos y sobramos «en el planeta», como dicen lo gilipuertas a la Tierra. Mi sabio hijo Fran me dice que, aunque conjugan la primera persona del plural, en el fondo quieren usar la segunda persona: sobráis muchos. Los malditos globalistas, seguidores de Malthus, opinan eso en grandes dimensiones: sobráis muchísimos.

Entre los bocachanclas que andan diciendo esa memez genocida tú eres de los que más te prodigas, Carletes, tonto del culo, cuando el único que sobras eres tú, escoria, y toda la patulea inmunda globalista. Tú, que eres un tipo ocioso y fulero, que por firmar dos papeles te hernias maleducado y espetas:  «Dios, ¡odio esto! ¡No soporto esta maldita cosa!».

Te deseo un reinado breve, con las peores pesadillas, tú que no has pegado nunca un palo al agua, y estás llamado a ver como se destruye el Reino Unido hecho añicos: Irlanda del Norte en la casa común de Irlanda y Escocia donde la soñó Mel Gibson en Braveheart. Porque tú eres un pelele y un payaso hablando engolado de la superpoblación. Es decir, que tienes sueños húmedos con exterminar a los ingleses. O te echan pronto o es que no queda nada de la Inglaterra eterna, y así dan que pensar las colas interminables para ver a la bruja de tu madre, accionista de Black Rock; es decir, enemiga, como tú, de la supervivencia de la especie.

La Inglaterra de hoy no es la de la reina Victoria, ni la de «sangre, sudor y lágrimas» del gran Winston Churchill. Es la del bufón de Boris Johnson y de la petarda, mala imitación de Margaret Thatcher, que aprendió economía en la tienda de su padre. La Inglaterra de hoy es multicultural y patética. Está hecha a tu imagen y semejanza, que eres de traca, lleno de manías, la primera medida es servir a los cien que estaban a tu servicio en Clarence House, para que no te canses. Copio del Abc, que no es nada sospechoso, y, sin embargo, no encuentra por dónde cogerte: «las extravagancias de Carlos III no se quedan solo en un berrinche por una pluma, sino que, además, llega a cambiarse de ropa cinco veces al día o a exigir que le planchen los cordones de los zapatos».

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«Nada más ascender al trono ya ha dado muestras de su «irritabilidad y berrinches»» y cuando viaja «se lleva su propio inodoro y papel higiénico Kleenex Velvet a donde quiera que vaya». Eres corrosivo para el medio ambiente, con esa cara de yegua que te has mercado. Claramente sobras. El mundo sería mucho mejor sin ti y sin tu huella de carbono y sin el CO2 que transpiras y todas esas chorradas que os habéis inventado los malditos globalistas, tarados como tú, que estás fatal desde la más tierna infancia.

En suma, que tu discurso contra los seres humanos -cuanta más población haya, mejor- ha quedado como paradigma en el catafalco de la bruja Isabel con el guardia real muerto de repentinitis por la timo vacuna para matar.

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