Virginia Montes.
Italia celebrará elecciones el 25 de septiembre y los sondeos dejan pocas dudas de que la triunfadora será Giorgia Meloni, a quien las encuestas, previas a la dimisión del maldito globalista Mario Draghi, daban entre un 22 y un 24% de intención de voto para Fratelli d’Italia, el 15% a la Liga y entre un 7 y un 10% a Forza Italia. Los expertos sitúan las posibilidades en el 60% para estas fuerzas patrióticas y conservadores.
Lo que está sucediendo en Italia es muy importante y va a conmover las estructuras de la vieja Europa y, desde luego, Bruselas tiene un problema: Italia, personificado en Giorgia Meloni. Esta mujer con 45 años y un partido llamado con las primeras palabras del himno italiano representa lo contrario de la agenda globalista que quiere imponer Bruselas en inmigración, en pérdida de soberanía.
Mario Draghi fue puesto por las pútridas elites globalistas antes de la plandemia para poner en práctica sus políticas más atroces y terribles. Presentado como un técnico por encima de los partidos para disciplinar a la díscola Italia, es más que un peón globalista, y algunos lo sitúan a la cabeza de la conspiración europea. Presentado por los medios de prostitución como un hombre incapaz de haber navegado en las procelosas aguas de la política italiana, en realidad su gestión «ha sido desastrosa», en opinión de Roberto Centeno, insigne catedrático de Economía. Entonces; ¿por qué ese lamento estéril? Porque Italia deja de estar controlada por el globalismo y eso va a tener consecuencias muy fuertes.
La marcha de Draghi es una consecuencia evidente de la fuerte resistencia de la sociedad italiana para marchar por el camino del gran reseteo y del totalitarismo genocida de la timo vacunación: en éste último se empleó el maldito Draghi -casado con una Rothschild, familia que rinde culto a satán- imponiendo la expulsión del trabajo a los italianos que no se timo vacunaran poniéndose el brebaje asesino. Italia ha dado un ejemplo de resistencia al mundo demostrando, como cantaban en las manifestaciones que se extendieron por todo el territorio, especialmente en Trieste y Milán, que son de esa gente que nunca se rinde. Cientos de miles de italianos perdieron su trabajo y un grupo de médicos se negó a los dictados asesinos de la OMS y del maldito Mario Draghi de no hacer autopsias a los muertos por coronavirus; así se supo que se estaba asesinando a los ancianos entubándoles, tratando la enfermedad como respiratoria, quemándoles literalmente los pulmones, en vez de tratarse con anti inflamatorios.
Giorgia Meloni no va a ser una mujer condescendiente. Se caracteriza por un discurso aguerrido y coherente; por ser inmune a los anatemas de los medios y anteponer los intereses de Italia y de los italianos a cualquier consigna genocida de Bruselas.