Virginia Montes.
La mejor confirmación de la veracidad de una noticia es que Maldita.es la denigre como bulo. Eso es lo que ha sucedido con la condición de travesti o trans del cruel asesino de la matanza de Uvalde. Las fotos publicadas de Salvador Ramos fueron compartidas por él mismo tarado hace un mes.
En redes sociales se viralizaron una serie de fotos donde se lo ve vestido de mujer, con una chaqueta negra, delineador, peluca y pollera. Su compañero de colegio, Garcia, le dijo al medio que “una vez, publicó una foto de sí mismo usando delineador de ojos negro, lo que provocó una gran cantidad de comentarios usando un término despectivo para una persona gay en la escuela“.
Lo que no hay dudas es que Ramos era travesti. Vecinos contaron que constantemente se lo escuchaba discutiendo a los gritos con su abuela en los últimos meses, y no es descabellado pensar ser que uno de los puntos de choque podría haber sido su travestismo.
No se conoce quién es el padre y la madre es drogadicta y no quería saber nada de él. Familia fuertemente desestructurada. Vivía con los abuelos y dormía con un jergón en el suelo. Apunten el dato porque hay muchas zonas oscuras en la matanza. Se sabe que se hacía cortes en la cara, se auto mutilaba. Había abandonado la escuela. Con este cuadro, hubiera necesitado ser tratado por profesionales, pero, al fin y al cabo, era un producto de las ideologías adoctrinadoras que se predican en la enseñanza. Al fin y al cabo, su condición de travesti ya no es considerada enfermedad mental por la OMS ni, por supuesto, por la administración Biden. Era un representante de una «minoría», un grupo mascota del Partido Demócrata.
Vamos con las zonas oscuras. Un joven casi en la indigencia, que era objeto de bromas por los compañeros de colegio por esa cuestión, de pronto tiene la cantidad de 7.000 euros, que es lo que cuestan dos rifles de asalto y una pistola. ¿De dónde sacó el dinero? ¿Quién se lo dio? ¿Fue una especie de sicario, una matanza por encargo? Un joven cuando va a comprar armas debe esperar el informe del FBI sobre sus antecedentes penales. Un trámite que lleva unos 4 ó 5 días. A Salvador Ramos se le entregan directamente, con un dinero que él no podía tener.
Pone fotos en Facebook de sus armas y Facebook no le retira la cuenta, ¿por qué? Sólo persigue a los disidentes de la resistencia…
Es un trans que se hace fotos con la bandera mostrando sus tendencias pedófilas. ¿Sentía frustración o le ponía matar niños? Salvador Ramos es el típico ejemplo de que algo está muy mal en el discurso oficial, adoctrinador.
Luego está la labor de la Policía, claramente deficiente. Uno de los testigos se pregunta: “¿Dónde estaban?”. Según él, el jefe de policía, Daniel Rodríguez, había prometido una vigilancia especial en el distrito escolar. En mayo de 2018, las autoridades de este pueblo detuvieron a dos estudiantes del instituto Morales, de 13 y 14 años, que planeaban llevar a cabo un tiroteo en su centro, en la misma localidad. La investigación reveló que los menores se identificaban con Eric Harris y Dylan Klebold, los asesinos de Columbine. Años después, ha tenido lugar una matanza dentro de las aulas. El nombre de Salvador Ramos se suma a una creciente lista de victimarios que sume una vez más a toda una comunidad en el duelo. Como ha dicho el republicano Ted Cruz, hay que poner seguridad en las escuelas. Pero ésta había decidido que era un «santuario sin armas».