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Carta del Editor: El doble alma de Estados Unidos (2): De la patraña del evolucionismo hacia el darwinismo social

Redacción




Enrique de Diego.

Estados Unidos, como Patria de la Libertad, se configuró en torno al crisol de razas, el melting pot, de esa forma fue asimilando gran cantidad de emigrantes, sobre tres ejes: el inglés como lengua, el patriotismo como concreto, simbolizado en el respeto al himno y la bandera, y el cristianismo. Hay un claro momento en que las dos almas de Estados Unidos, o la América en alma, se bifurcan y distancian. Fue en la agria polémica entre creacionismo y evolucionismo, o en la forma que debía enseñarse en las escuelas, como una teoría más, una hipótesis, bastante falaz, por cierto, o como un dogma.

Cuando en Tennessee entró en vigor una ley de prohibía a los maestros de las escuelas públicas enseñar la evolución darwiniana a los niños, la Unión Norteamericana para las Libertades Civiles litigó. Se enfrentaron el portavoz del Medio Oeste, William Jennings Bryan, y en tropel la prensa y los «intelectuales» de la costa Este, lectores de The Education of Henry Adams, autobiografía póstuma del arquetípico mandarín de Boston, publicada en 1918 y hasta entrados de 1920 fue el libro de no ficción más popular de Estados Unidos. En él se criticaba la «norteamericanización» para proponer lo que Adams denominaba «multidiversidad». Criticaba el crisol de razas porque entendía que pretendía hacer a todos anglosajones y que debían perseguir «el ideal más aventurero» del cosmopolitismo (hoy diríamos del globalismo) y convertirse en «la primera nación internacional».

La arrogancia de los «intelectuales» que consideraban que tenían «el monopolio del oxígeno existente en el continente norteamericano» la emprendieron contra William Jennings Bryan ofreciendo una caricatura de él y de sus posiciones. Fue de las más claras operaciones de manipulación en gran escala. Bryan, demócrata de Illinois, un pacifista que había dimitido de secretario de Estado con la entrada de Estados Unidos en la primera guerra mundial, había luchado por el sufragio femenino, y por todas las causas auténticamente progresistas, fue presentado como un patán reaccionario cuando intentó impedir que el evolucionismo fuera enseñado como un dogma, y no cono una hipótesis, y se debilitarán las enseñanzas religiosas, que debían ser atendidos los derechos de los padres. Bryan ganó el juicio pero la prensa se encargó de crucificarlo.

El evolucionismo darwinista se ha enseñado desde entonces como dogma, a pesar de ser una patraña imaginativa de ciencia ficción de modo que de la ameba se llega al hombre, no se sabe porqué, porque en la naturaleza no hay ninguna evidencia de ello, no se dan saltos en la creación de órganos, y la última patraña, de mutaciones con miles de años para poder darse, chocan con la evidencia de que todas las mutaciones son regresivas y no perviven. Este cuento de brujas se convirtió en la enseña de los «intelectuales», en dogma de las escuelas, de forma que generaciones han aprendido a «creer» en la evolución. Se impuso así una dictadura en la escuelas que se ha ido agrandando como ataque a la religión y a toda normativa moral, sustituida por una nueva religión, nueva inquisición y nuevos dogmas, constituidos por clichés posmodernos, con anatemas laicos muy  persistentes, contra todo lo que ha significado Estados Unidos.

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En su momento, el filósofo John Dewey supo ver que ello conllevaría la destrucción de la nación y frente a la fatua arrogancia de sus padres, explicó que Bryan hablaba en nombre de algunos de los mejores y más esenciales elementos de la sociedad norteamericana, de «las clases que asisten a la iglesia, las que se encuentran bajo el cristianismo evangélico. Estas personas son las columna vertebral del interés social filantrópico, de la reforma social mediante la acción política, del pacifismo, de la educación popular. Engloban y expresan el espíritu de cordial buena voluntad hacia las clases que se encuentran en situación económica desventajosa y hacia otras naciones, sobre todo cuando éstas muestran cierta disposición a la forma republicana de gobierno. El Oeste Medio, la región de la pradera, ha sido el centro de la filosofía social activa y el progresismo político ; como creen en la educación y en las mejores oportunidades para sus propios hijos. Han sido la misma gente que respondió a los llamamientos a favor del trato justo y la más cabal equiparación de oportunidades para todos. Siguió a Lincoln en la abolición de la esclavitud y siguió a Roosevelt en su ataque contra las ‘malas’ corporaciones y las acumulaciones de riqueza. Ha sido el centro en todo el sentido de la palabra y en todos los movimientos».

Esta dictadura ideológica se puso de manifiesto en la década de 1970, cuando la Corte Suprema en el caso «Roe vs Wide» resolvió (por siete contra dos) que la opción de elegir un aborto durante el primer trimestre del embarazo era un privilegio constitucional fundamental, lo que mediante una falacia jurídica, implicaba que las leyes de los Estados eran nulas. Esta decisión va a ser revertida en un acto regenerador, fundamental para la supervivencia de Estados Unidos como nación y para la supervivencia de la especie. Esperemos que así sea.

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En la década de los 90, tras la caída del Muro de Berlín, las universidades de élite empezaron a militar con fervor creciente y tiranía superlativa en el relativismo y decretaron la llegada de la posmodernidad, nimbada del concepto disgregador de diversidad, en lenguaje inclusivo y la ideología de género. El origen de la eliminación del marxismo, que ya era un relativismo, fue que como el materialismo dialéctico que se pretendía científico se había demostrado en la praxis falso entonces la verdad había dejado de existir y habíamos entrado en la posmodernidad, donde todo valía y los viejos valores de verdad y mentira estaban periclitados. El yavalismo se entronizó como el dogma y la mentira dominó como nunca lo había hecho, el desorden moral y la trasgresión tratan de imponerse como la norma con una intolerancia sañuda y nuevos pecados, como la homofobia y el racismo sistémico, ocupan el centro del escenario.

Recuerdo una conversación con un amigo mío que venía de viaje a Estados Unidos cuando me comentó el nuevo estilo semántico, me parecieron delirantes ocurrencias. Ahora se ha llegado a la ideología de género enloquecida y al sistema woke. El Estados Unidos cristiano y libertariano está reaccionando. Pues las nuevas y abracadabrantes patrañas, surgidas en las universidades de élite, impuestas por los maestros imbuidos de los nuevos dogmas destructivos, el gobernador de Florida, Ron DeSantis ha prohibido su difusión en las escuelas y ante la posición agresiva de Disney ha terminado con los privilegios de autonomía en Orlando, lo que ha representado una caída significativa de las acciones, una buena parte de las cuales son del malo George Soros. Netflix, que ha apostado por este delirio de manera asquerosa, se ha hundido y sólo espera el tiro de gracia. El Estados Unidos cristiano, que parecía dormido, ha salido de su letargo y ha iniciado la contraofensiva marcada por el éxito, con la convicción de que el objetivo satánico es la corrupción de los niños desde la más tierna infancia y la legalización de la pederastia con la que sueñan estos degenerados.

El último episodio, dentro de la lógica diabólica del darwinismo social, ha sido la mentira de la timo vacunazión; engaño genocida con el que se pretende, a tenor de tesis maltusianas reeditadas bajo la pulsión falaz del timo climático. El Estados Unidos cristiano y libertariano ha resistido corajudamente y no ha cedido a la mentira de Anthony Fauci y Bill Gates.

Carta del Editor: El doble alma de Estados Unidos (1): Entre la religión y la codicia