Luis Bru.
Uno de los efectos colaterales más terribles con los que se castiga a los españoles cada vez que hay un conflicto bélico internacional es con la presencia en todas las televisiones de José Manuel García Margallo, quien martillera gangoso con la doctrina oficial, ya conocida, de la corrupta Unión Europea, adobándolo con anécdotas de su penoso paso por el Gobierno, siempre defendiendo los intereses familiares, pues su poco santa y segunda esposa está a sueldo de las farmacéuticas. Es vulgar casta parasitaria y para ellos vale que la famiglia que roba unida permanece unida-
Comentaban en La Sexta la humorada de Josep Borrell de la conveniente que sería la medida microeconómica de que los europeos bajaran la calefacción un grado y salieron los pazguatos meritorios a echar cuentas de la medida, como si los ciudadanos no bajarán la calefacción todo lo que pueden y más, lo que da de sí el calentamiento global con el tantos, Borrell entre ellos, han hecho su agosto, desprotegiendo a las sociedades.
Cuando el dicharachero Margallo, cualquier parecido moral con sus comentarios y la realidad es pura coincidencia, salió mostrando su ignorancia sobre la guillotinada María Antonieta poniendo en su boca la frase si no tienen pan que coman croissant, que en realidad, sin que se sepa si la dijo o no, es si no tienen pan que coman brioches. Como todo el mundo le ríe las gracias al pedante, se desbocó hacia su afición a la historia de España momento en el que los horteras citan a don Benito Pérez Galdós en los «Episodios nacionales» a cuento de comparar el 2 de mayo con el presunto heroísmo de los ucranianos; igualitos, dijo el farsante de Margallo, que los patriotas españoles de 1808. ¡Que paren la guerra que tendremos el afán de protagonismo desmedida e insatisfecho de Margallo diciendo chorradas a todas horas!