Editorial:
Nosotros no nos reímos con las bromas macabras del aluciando Bill Gates, máxima si va a acompañado de otro pájaro de cuenta como Anthony Fauci. Nos resulta enigmática su reciente declaración en la Conferencia de Seguridad de Munich cuando dijo: «la desinformación generó muchas dudas sobre las vacunas. La próxima vez lo haremos mejor». Ese «la próxima vez lo haremos mejor», nos tenía extrañados`.
Ya sabemos en que estaba pensando cuando le traicionó el subconsciente o su propia frustración de genocida: en las denominadas «vacunas contagiosas». Una investigación financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE. UU. y la Fundación Bill y Melinda Gates tiene como objetivo desarrollar una vacuna sin aguja que pueda propagarse como un virus en lugar de tener que inyectarse, sin dejar ninguna posibilidad de que nadie permanezca sin vacunar.
El objetivo es crear una vacuna que las personas “contagien” sin su consentimiento y sin necesidad de inyecciones. La vacuna pasaría de una persona a otra como un resfriado, en otras palabras. Un artículo sobre el tema afirma que las vacunas contagiosas serán un poco menos mortales que las inyecciones tradicionales, “pero no no letales: aún pueden matar”. “Algunas personas morirán que de otro modo habrían vivido, aunque mueren menos personas en general”, explica además. “El otro problema es que no hay consentimiento (para la vacunación) de la mayoría de los pacientes”.
No hace falta leer entre líneas. Bill Gates va a soltar otro virus, que como éste le llamará «vacuna», y la forma de sortear la fuerte resistencia a sus planes vacunazis va a ser que se contagie por el aire. Hay que parar a este genocida loco. Hay que detenerle. En los próximos meses se llevará a cabo su detención.
Bill Gates y Anthony Fauci experimentan con “vacunas contagiosas” que no precisan consentimiento