Javier de la Calle.
Pasan los días y Mark Zuckerberg no remonta. Las acciones de Meta, el conglomerado de Facebook, Instagram y Whatsapp renquean. Ayer cotizaron a 206,6 dólares . Las expectativas del mercado son a la baja. Los analistas interpretan que no está funcionando tu mundo virtual de inteligencia artificial. Espero que no funcione nunca ese delirio irracional, que hace perder el sentido de la realidad, más de lo que le tiene perdido el común de los mortales. Hay cierta cosas a las que es preciso renunciar, por ascesis, por autodisciplina.
Pero, en realidad, el imperio de Zuckerberg se estanca y resquebraja porque ha pedido frescura, libertad y disidencia, porque se ha vendido al globalismo y ha entrado en la conjura de los amos del mundo contra el demos, del que la gente más ilustrada y consciente ha huido para salvarse o se mantiene bajo mínimos. Creía que su dominio era absoluto y eterno. Empezó a poner restricciones a whatsapp para cercenar la capacidad de movilización de la disidencia se ha pasado a Telegram. De ser un red social, pasó a ser una red hostil, imponiendo como verdad oficial la grosera mentira. en la que Zuckerberg no creía, sabía que era una mentira letal. Ahí está el vídeo de Marz a sus empleados recomendándoles que no se inyecten, que ninguno de los usuarios de facebook puede poner sin sufrir penalizaciones.
Mediante la red de verificadores generó un auténtico Ministerio de la Verdad orwelliano, en el que toda mentira tiene su asiento y se vende como verdad haciendo comulgar con ruedas de molino. Mark Zuckerberg va a declinar por una cuestión filosófica: va contra los usuarios a los que se necesita y que están decepcionados. Vende un producto hostil a sus clientes.