Josep Sansano.
Como ya es tradición en las últimas semanas, los valencianos están apostado fuerte por la Libertad y contra la dictaduravacunólatra que se está sacando de la manga la secta cienciólogacovidicia de la OMS. Numerosas personas han dicho claramente “no al nazi-pass” que Xi-Mao Puig ha decretado en base a un comité de expertos que, de existir, se declara irresponsable de las medidas segregadoras contra los no timovacunados en la hostelería, pero también en gimnasios y salas multifucionales (el caso es aislarlos y apartarlos de sus relaciones sociales habituales).
La realidad es que los dueños de los pequeños negocios hosteleros (salvo algunos sectarios que tienen en la boca el carné del partido político de turno) están que fuman en pipa con las nuevas restricciones impuestas en algunas taifas autonómicas (como es el caso de la Comunidad Valenciana).
La gran Cristina Seguí (presente en todas las manifestaciones contra la dictadura sanitaria) que actualmente colabora con Javier Negre en Estado de Alarma y con César Vidal en su web, tuiteó el pasado 17 de diciembre lo siguiente: Me pasan el telef del presidente de una patronal del ocio en la Com Valenciana. Su foto de WhatsApp: posando con Chimo Puig como si fuera su novia. Sus estados de hoy, en un ágape con Chimo Puig. No lo cuelgo por la confianza que la persona que me dió el telf depositó en mí. Diferenciando claramente la patronal de la hostelería del currante que se levanta cada mañana a las 6:00h para abrir la persiana de su negocio.
Puedo afirmar que no pocos hosteleros han estado hoy en la plaza del Ayuntamiento de Valencia protestando y tocando la cacerola contra el desgobierno valenciano de PSOE-Compromís. Pero también que no pocos inoculados y “no pautacompletas” (marginados por sus familiares y amigos covidicios en estas fechas navideñas) han hecho lo propio, gritando unánimemente el “Ximo Puig, dimisión”, “Apaga la tele” o “Libertad”.
A todo esto se le añade la tomadura de pelo que es considerar una mascarilla quirúrgica la salvación mesiánica contra unos contagios que se están dando en no poca proporción entre los pinchados. Las restricciones covidistas fracasarán en España, como están fracasado en el resto del mundo, pero ningún covidexperto tendrá el valor de reconocerlo públicamente.