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El misterio rodea la muerte de Edward, el niño de 7 años que se desvaneció en Gandía, cuando entrenaba a fútbol

Redacción




Luis Bru.

Un niño de 7 años entrena con los prealevines del Club Beniopa. Familiares le están viendo. De repente, estalla la tragedia. Edward se desvanece. El primero en dar la trágica noticia es el diario valenciano del Grupo Moll, Levante-EMV, habla de que «según testigos presenciales», un niño de 7 años, Edward, se desmayó y rápidamente fue llevado a las instalaciones donde se le aplicó un desfibrilador ante el cual no reaccionó. Un caso de REPENTINTIS como están sucediendo tantos -5 veces este año, según la FIFA- entre los ídolos de Edward, a los que parece haber emulado en un sentido dramático.

Después, sale el presidente del Club Beniopa, Salvador Climent, un lameculos a lo que se ve, dando una versión delirante en Las Provincias: Edward -dice el lacayo Climent- «sufrió un golpe habitual en este tipo de entrenamientos» pues «chocó con otro jugador y estuvo un rato llorando». Esta versión es coherente si no hubiera tenido un final trágico, un desenlace letal. Ciertamente, se producen choques normales en un entrenamiento, incluso es habitual que pueda derramar unas lágrimas, de dolor o de rabia, pero hay queda todo. Se hacen las paces y ya está. La versión de Climent no se sostiene, porque no justifica la muerte, ni la explica. Quizás por esta cuestión se ha difundido el rumor de que tuvo una mala caída. Muy mala debió de ser para implicar mucho más que un chichón. Y luego está el detalle del desfibrilador, que es absurdo que se utilice si el golpe ha sido en la cabeza y sí lo que falla es el corazón.

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Tanto misterio sólo explica al haberse iniciado la cacería para el pinchazo de los niños de 5 a 11 años y si Edward fue pinchado y es una víctima propiciatoria del plan criminal de Ximo Puig y conviene echar tierra sobre el asunto. La Consejería de Salud se ufana de su plan vacunazi: «Continúa la campaña de vacunación contra la covid en los colegios para niños de 5 a 11 años. Este viernes los equipos del Departamento de Salud de Gandia vacunan en Palmera (CRA Monduver Safor), Gregori Maians (Bellreguard), Lluís Vives (Oliva), Alfàndec (Tavernes), Mondúver (Gandia), Los Naranjos (Gandia), Joan Martorell (Gandia), M. Ángeles Suárez de Calderón (Gandia) y los aularios de Ràfol de Salem y de Salem. El jueves recibieron la primera dosis 832 escolares».

Inmediatamente, se nos precisa que la campaña de inyección del veneno de muerte ha comenzado para los niños de 9 a 11 años. Los padres puede respirar tranquilos: Edward tenía 7 años. Pero Edward era alumno de Las Esclavas de Benirredra, colegio en el que se vacunó el día del trágico suceso. La Consejería de Salud precisa algo altamente significativo: «No sólo se inmuniza a los niños de 9y 10 años, sino también al resto del alumnado, al ser centros con ratios reducidas y en la mayoría de clases de grupos multinivel». ¿Estaba o no pinchado Edward? Tanto secretismo y confusión en las versiones y el desfibrilador inducen a pensar que sí.