AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Lee aquí un extracto de Abajo la modernidad, el nuevo libro de David Pasarin-Gegunde: Plan Kalergi

David Pasarin-Gegunde




Lo primero que hay que decir sobre este proyecto es que es una de las teorías de la conspiración más difundidas. Sin embargo, se ha vuelto a poner de moda (surgió en los años 70) desde el apoyo de ciertos magnates como Soros y de los tecnócratas de la Unión Europea a la entrada de inmigración masiva procedente del norte de África y Oriente Medio en Europa.

El objetivo de este plan sería la destrucción de las identidades europeas, de tradición cristiana y blanca, por medio de diversas actuaciones. Por un lado el desmantelamiento de los estados–nación del continente y la concentración de poder en organizaciones supranacionales, mas opacas al control de los ciudadanos. Esta sería la tarea de la Unión Europea, fomentar un gobierno centralizado dirigido por las élites internacionales. Otro de los pilares de este plan sería la sustitución y mezcla de la población blanca europea con colectivos procedentes de otras latitudes. Esta amalgama identitaria crearía individuos más fácilmente gobernables por las élites dirigentes: reduciendo sus niveles educativos, rompiendo los lazos fraternales de pertenencia a una misma nación y avivando las diferencias religiosas y culturales para mantener disgregada y sometida a la población.

La salida de la actividad manufacturera hacia China y otros países subdesarrollados es otra de las columnas de esta teoría. Fomentando la desindustrialización programada de Occidente las clases dirigentes propiciarían, entre otras cosas, el declive de la clase media europea, que es la base de la democracia. Por último, el deliberado descenso en los niveles educativos, especialmente en el ramo de las humanidades, ayuda también al objetivo final de embrutecimiento generalizado de la población europea. El resultado sería la creación de un «ciudadano tipo» menos instruido, menos consciente, menos proclive a reclamar sus derechos y menos crítico con las decisiones de quienes nos gobiernan.

Los medios de comunicación juegan también, en este punto de control de las masas, un papel decisivo. Programas de televisión banales, sin ningún tipo de contenido crítico y telediarios llenos de noticias irrelevantes o calamidades copan los horarios de máxima audiencia. Estos contenidos terminan creando una sensación de miedo e inseguridad entre la población. El resultado es un caldo de cultivo idóneo para mantener a la población anestesiada y embrutecida. Este sería el objetivo del mencionado plan, su verdadero nombre es Coudenhove–Kalergi, la creación de una masa de población fácilmente gobernable debido a su inconsciencia.

Esta teoría está en consonancia con la denominada “El gran reemplazo” según la cual los franceses blancos católicos, y en general la población autóctona europea, está siendo reemplazada por inmigración norteafricana. Es evidente la islamización de Europa y las facilidades que los organismos internacionales como la Unión Europea, ONU, ONGs internacionales… están dando para la fijación de población musulmana en el propio corazón del Viejo Continente.

NO TE LO PIERDAS:   La agenda 2030. ¡qué asco!: Ni carne, ni lácteos. tres prendas de vestir al año y 2.500 calorías al día

Caso paradigmático donde los haya, es la implicación del propio Vaticano en la batalla por la hipotética repoblación de Europa. El Papa Francisco ha exhortado a las naciones europeas a que destruyan los muros y dejen entrar a toda esta población dentro de sus fronteras. Este explícito apoyo de Su Santidad a los globalistas no sería sospechos si no fuera por dos cuestiones. La primera, porque la Ciudad del Vaticano está rodeada de muros y sistemas de seguridad que la hacen absolutamente inaccesible. Siguiendo sus propias palabras, el Santo Padre debería predicar con el ejemplo y derruir la fortaleza en la que vive. Debería abrir las puertas de un estado tan rico como el Vaticano a los millones de refugiados que el resto de países europeos tienen que acoger. Por otro lado, resulta sorprendente que el máximo responsable de una confesión sea uno de los principales defensores de la llegada de fieles de otra religión «competencia» al continente europeo, supuesto bastión del Catolicismo. Sería impensable que cualquier imán hiciera una declaración defendiendo la entrada masiva de población cristiana en sus países. De hecho, la inmensa mayoría de estados musulmanes establecen controles y ponen trabas a la difusión de cualquier doctrina que no sea la suya. Pues bien, el Obispo de Roma, nos invita a poner la otra mejilla y dejar que la fe islámica se introduzca en Europa de manera masiva. Sin duda, da que pensar sobre los planes ocultos de Francisco I esta aptitud tan condescendiente con otras religiones. No deja de ser sospechoso que el máximo ejecutivo de una «empresa» no defienda su propio negocio y apoye la difusión del «producto» de la competencia.

Este plan está también emparentado de forma indirecta con las teorías de la globalización y el multiculturalismo. Quienes divulgan estas doctrinas, siempre hacen referencia a la necesidad de que Europa incorpore a su acerbo cultural elementos extraños a su tradición. En este punto cabe realizarse un par de preguntas ¿qué puede aportar el pensamiento musulmán a valores intrínsecamente europeos como la igualdad, la democracia o el laicismo? ¿De verdad quienes fomentan esta entrada de nuevos paradigmas culturales creen que esas nuevas ideas van a mejorar nuestro nivel de prosperidad y libertad? Claramente la respuesta es no. Quienes deliberadamente mienten sobre la realidad de estas nuevas formas de pensar y vivir lo hacen de manera consciente.

El resultado final de este proceso podemos observarlo en ámbitos como los derechos de la mujer, donde se produce un retroceso según se incorporan estas nuevas poblaciones a nuestras ciudades. Da la sensación de que este relevo poblacional y cultural solo trata de erosionar los valores del humanismo europeo y sustituirlos por un relativismo cultural, en el mejor de los casos, o por unos va-lores arcaicos y medievales propios de otros tiempos. El fin último del plan sería la incorporación de población norteafricana para disgregar las sociedades europeas y terminar con la clase media blanca diluyéndola entre una población sin raíces en nuestro continente, con una religión diferente y sin la formación y el bagaje cultural de los occidentales. Este proceso viene acompañado, nada es casual en la configuración de nuestra realidad, por una degradación masiva de las condiciones de trabajo a nivel mundial y, especialmente, de los operarios europeos.

NO TE LO PIERDAS:   Represión contra los agricultores

(…)

Pero los verdaderos culpables de esta situación no son los trabajadores chinos o el régimen comunista que les oprime. La responsable es la Unión Europea que consiente la entrada masiva de esos productos sin los aranceles correspondientes para proteger los empleos de sus propios ciudadanos. Si la dictadura asiática quiere exprimir a sus obreros hasta la extenuación podrá hacerlo en la medida que esa clase proletaria lo permita, las condiciones laborales de un país son un asunto de política interna. Lo que no es de recibo es que los países occidentales estén obligados a tener que permitir la entrada de esos productos fruto de la competencia desleal y de la opresión de la clase trabajadora china. Esa apertura de fronteras solo beneficia a las grandes multinacionales que han llevado sus factorías a oriente y han impuesto en Europa una política librecambista que dispara sus beneficios y arruina a las pequeñas empresas y a los trabajadores occidentales que no pueden competir con las condiciones de trabajo que impone la dictadura comunista a su propio proletariado.

Entender bien esta comunión de intereses entre la élite china y las grandes corporaciones americanas y europeas es clave para tener una imagen clara de lo que significa el globalismo. El gigante asiático ha conseguido, gracias a la tecnología que han llevado las compañías occidentales, desarrollar su país de forma impensable hasta hace un par de décadas. De hecho está a punto de superar a Estados Unidos como primera potencia mundial en un abrazo del oso mortal para los intereses occidentales. Ahora que cuenta con tecnología, abundante capital, proletariado dócil y los mercados mundiales abiertos a sus productos ¿quién podrá parar al gigante asiático? El problema es que la víctima de todo este nuevo sistema es el trabajador occidental que ha sido traicionado por sus gobernantes que han preferido defender los intereses de las grandes corporaciones antes que las de sus propios ciudadanos.

(…)

El Plan Kalergi es considerado por muchos como una teoría conspiratoria más, asociándola con las ideologías conservadoras, o incluso extremistas, que están resurgiendo en la Europa de nuestro principio de siglo. Como siempre opera el pensamiento contemporáneo, en el plano teórico, esta doctrina puede parecer descabellada e incluso absolutamente irrealizable. Sin embargo, si miramos la situación real de nuestras ciudades y muchos de los procesos que estamos viviendo se parecen demasiado al propósito originario de este pensamiento. A nivel práctico, si observamos los cambios demográficos sufridos por la población europea en estos últimos años, el plan, se está cumpliendo a la perfección.

David Pasarin-Gegunde: Abajo la modernidad: Un alegato demoledor contra el mundo actual. Ultima Libris (Noviembre de 2021)

CLICKA AQUÍ PARA COMPRAR EL LIBRO