Luis Bru.
Van de la izquierda exquisita, de los nuevos clérigos relativistas, y son los nuevos payasos de la tele. Risto Mejide, que sabe de todo, y en tan imbécil que no es capaz de establecer sencillas relaciones causa-efecto, como darse cuenta de que si sintió mal al ponerse el segundo pinchazo, es que le infectaron como a un infraser. Se rodea de una pandilla de degenerados. Marta Flich se presenta como una simpatizante de Podemos y una economista con una gran capacidad de divulgación, pero su curriculum se reduce al historial de un actriz porno gore, que mantuvo un tórrido romance con el nieto del caudillo Jaime Martínez Bordiu.
Esta es en realidad Marta Flich, que dan lecciones de moral, coprotagonista de Vampyres (2014). Alguien dijo que no hay nada más aburrido que una película porno con argumento, pues Vampyres, que se presenta como «lujuria por la sangre», tiene un argumento de terror, por el que dos vampiras lesbianas que habitan en una oscura mansión atraen a los hombres que terminan siendo devorados literalmente, en orgías de sangre y de terror. Como para cogérsela con papel de fumar y que no te levante en la vida.
Marta Fich, entre cataratas de sangre: «Esta película es una mezcla de erotismo, terror, sangre, ciertos guiños al amante del cine de terror y personajes duros, inteligentes y crueles. Una película redonda contada con un ritmo sosegado y exquisito», cuenta la propia Flich en entrevista con el portal Citeyoco.com.
Un año antes de ‘Vampyres‘, ya había rodado ‘Omnívoros’ (2013), del director Óscar Rojo. Otra película de porno duro y gore. El guion de ‘Omnívoros‘ trata de un prestigioso periodista gastronómico que acepta el encargo de una editora independiente para que escriba un reportaje sobre la reciente aparición de «Restaurantes Clandestinos». Su investigación le llevará a descubrir que uno de estos restaurantes esconde un terrible secreto.
¿Qué hay de feminismo en estas películas? ¿Qué autoridad moral tiene la alter ego de Risto Mejide para dar lecciones de nada?
Épica y gloriosa primera intervención de Enrique de Diego en el programa de Risto Mejide