Enrique de Diego.
Por dos veces, he sido censurado en twitter -no hay otra palabra en el diccionario- por decir que «la timo vacuna tiene como objetivo la eliminación de población» y por hablar de «genocidio», dos verdades contrastables todos los días y que lo serán más en el futuro cuando los cuerpos destruidos su sistema inmunológico sean incapaces de afrontar una gripe o vayan desarrollando terribles enfermedades auto inmunes, que les llevarán al infarto o a la embolia, en los que caen fulminados pues su sistema inmunológico considera el corazón como enemigo y la proteína Spike supera el endotelio y afecta al cerebro.
A raíz de esa bastarda censura, justificada por «difundir información sanitaria falsa», cuando es la terrible verdad científica, tomé como medida dar de alta un usuario en la red social gab.com, donde se respira un aire de libertad excelente, y que es idéntica y aún mejor que twitter. Ese usuario es EnriquedeDiegoV. Sin embargo, mi comunidad de twitter no ha producido un éxodo, compartiendo su presencia en gab.com con la de twitter. Cuando se cuelga un contenido que la censura de twitter, a favor de las farmacéuticas asesinas, indico que se entre directamente en ramblalibre.com. Lo mejor sería que un grupo de unos trescientos se dieron de alta en gab.com, que da una visión mucho mejor del mundo, y especialmente de los Estados Unidos, donde tiene lugar la batalla decisiva y donde empezamos a pasar a la contraofensiva los patriotas, a favor de la dignidad humana, y de la vida frente a estos canallas compulsivamente genocidas.
Todos sabéis como funcionó la narrativa del miedo, provocando una masacre de ancianos en las UCIS, bajo dictado de la OMS, tratando como respiratoria la enfermedad, prohibiendo los medicamentos baratos y eficaces como la hidroxiclina y la invermectina, o el simple ibuprofeno, para afrontar una enfermedad cardiovascular. Al tiempo, las clases políticas corruptas, con sus lacayos aparatos de Fuerzas de Seguridad, nos confinaron y nos hicieron depender económicamente de ellos caprichosamente, de forma que no habría «nueva normalidad» si no se pasaba por el aro de inyectarse el veneno de muerte, presentado falazmente como vacuna.
El genocidio diseñado por un loco psicópata peligroso, Bill Gates, por un codicioso mentiroso, Anthony Fauci, con el respaldo de demente y sobón Joe Biden sigue su terrible marcha. Nuestros ancianos caen como chinches en las residencias por la tercera dosis que no les inmuniza para nada sino que les envenena y les infecta. Vemos gente que se desmorona como si les golpeara un rayo, en lo que se ha dado en llamar la repentinitis.
No se trata de NINGÚN EXPERIMENTO GÉNICO sino de un GENOCIDIO en toda regla, cuyo objetivo es matar al mayor número de personas, con la aquiescencia de su clase política, sindical, patronal, mediática, con sus servicios sanitarios, su personal médico, sus organizaciones médicas colegiales. Ese GENOCIDIO se trata de hacer obligatorio para exterminar a toda la población.
El veneno de muerte no inocula, como he dicho, sino que, acompañado de un lucrativo negocio para las criminales farmacéuticas, trata de hacerse más y más letal vendiendo a unos Estados endeudados más y más dosis, que ya les infectan y les rematan. Por tanto, los que llevan mascarillas asumen el engaño que les esclaviza porque el coronavirus no está fuera, en el aire, sino dentro de sus cuerpos inyectados la patógena proteína Spike. Oponerse a esta criminal mentira es un imperativo ético. Rambla Libre, junto a otros escasos medios, lo viene haciendo con decisión bizarra y amplio respaldo popular, frente a todos los medios de propaganda, vendidos a Black Rock y otros fondos buitre, implicados en el GENOCIDIO, por su participación en las asesinas farmacéuticas.
Hay meritorias iniciativas como la Asociación Liberum que está dando una batalla jurídica heroica, que merece todo nuestro respaldo y el aplauso de todos los despiertos. Frente a ellos una clase política criminal y genocida que está asumiendo un grado de culpabilidad máxima, desde el criminal monarca, el criminal presidente del Gobierno, los criminales presidentes de autonomías, los criminales medios de comunicación, las criminales Fuerzas de Seguridad, los criminales servicios de salud y todo el mundo oficial implicado en el terrible GENOCIDIO. Hago votos porque todos ellos paguen por sus crímenes.
El rumbo está a punto de cambiar, la narrativa del miedo se desploma, en principio en Estados Unidos, pero luego iremos todos los demás, en legítima defensa, proporcional al GENOCIDIO perpetrado, en protección de nuestros cuerpos y nuestras almas, de nuestras vidas y nuestras libertades. Mienten, todo es una gran mentira, cuando hablan de salud quieren decir muerte, cuando se muestran preocupados por nuestra vida quieren decir matarnos más rápidamente, cuando dicen que difundimos «información sanitaria falsa» quieren decir que vamos con la verdad científica por delante y que denunciamos este patente, evidente, manifiesto GENOCIDIO que no atiende a sentimientos ni lazos de sangre y afecto, puesto que son psicópatas, y que se hace con el veneno de muerte con la bata y el consejo del médico y la bata y la inyección de la enfermera, con todas las agencias de control corrompidas hasta los tuétanos. Venceremos en esta batalla terrible contra el poder del mal que utiliza en grandes dosis la mentira, que se blinda ante la evidencia, porque, como se ha hecho norma entre nuestros hermanos de Italia, «somos de la gente que no se rinde».