Luis Bru.
Una plaga asola España: la de la «muerte repentina». Por los cuatro puntos cardinales, personas se desploman fulminados. O por embolia o por infarto. Nunca había sucedido algo así. El último ha sido en Conselleiro de Facenda de la Xunta de Galicia, Valeriano Martínez. En algunos casos, la relevancia del personaje hace que ocupe un espacio en los medios locales. Los medios de in comunicación fieles a la consigna no agrupan a los muertos para ver qué pasa. Siguen desplomándose fulminados, como Elia Rodríguez, la locutora de Es Radio. O Sagrario López, profesora de francés en el IES Emilio Alarcos, de Gijón. O, en el mundo sanitario, el jefe de Urgencias de Salamanca, Rafael Borrás, y el jefe de trasplantes cardiológicos en el Hospital Clinic, Félix Pérez Villa. No se hacen autopsias o no se comunican sus resultados. Las más, son personas desconocidas, que no merecen ni una línea de obituario, y son enterradas con pena pero sin gloria. Podría ser, lo más seguro, que la proteína Spike supere el epitelio y produzca un infarto o una embolia, como ha dicho la Catedrática María José Martínez Albarracín. Mientras, la plaga de la «muerte repentina» sigue y continúa la gran mentira de la timo vacunación.
