Luis Bru.
Cuando se tiene un empresario tan demente como Losantos que identifica no vacunado con contagiador, cuando es todo lo contrario, cuando miente descaradamente diciendo que ha muerto ningún sanitario, olvidándose de dos fervorosos de las timo vacunas como Rafael Borrás y Félix Pérez Villa, y de que la infección se ha multiplicado por 12 con la timo vacuna entre el personal médico y sanitario, se escriben las patochadas y ridiculeces de Yésica Sánchez, la junta letras con nombre de telenovela mala, que lleva su conciencia el cadáver de su compañera, a la que no hacían ni caso, Elia Rodríguez.
Timo vacunada el día anterior, con 39,5 de fiebre, yéndose para el hospital, cuando la encontraron sus angustiados padres, al no contestar al teléfono, Elia Rodríguez no tenía ningún «traumatismo por caída». Fue un claro efecto adverso por la timo vacunación, embolia o infarto fulminantes. La estupidez oficial de Es Radio y de Libertad Digital la marcó la demente Yésica Sánchez en un furibundo ataque a los «antivacunas» y «negacionistas», digo del Newtral por su carácter mendaz, fanático, sectario e irracional, copiando los anatemas chuscos del sistema, calificando a Médicos por la Verdad y a Biólogos por la Verdad de «pseudocientíficos» y otorgando tal condición a Pedro Duque, defendiendo a Pedro Sánchez y considerando al gran y honorable Luc Montagnier gagá, que hasta el tienen que quitar los vídeos de las plataformas; alabanza a la censura en las redes.
Algunas de las perlas de Yésica: «provocando confusión a una parte de la población, que llega incluso a rechazar el suero contra la covid en plena pandemia…” “…Algo realmente peligroso teniendo en cuenta que las vacunas son nuestra principal herramienta para frenar y controlar la propagación del Sars-Cov-2.” “Hoy, el escenario es distinto. Y la oposición a las vacunas ha dejado de ser comprensible para la mayoría de los ciudadanos”.
Cuando una tonta meritoria coge la linde se desboca y así llegó hasta el artículo memorable y estúpido en el que afirmaba que la proteína Spike era inocua, en ningún caso patógena. Si muere la persona, hay 30.000 europeos, casi una ciudad como Soria, la mitad que Segovia, que han muerto, ¡qué escabechina!, siempre queda el recurso del «accidente doméstico», como en el caso Elia. El tosco totalitarismo genocida siempre ha jugado con la mentira y la semántica. La muerte de Elia Rodríguez ha echado por tierra las delirantes teorías, desenfocadas, de Federico Jiménez Losantos y su meritoria Yésica Sánchez.
Y tampoco faltó a la aquelarre la voz de su amo de las farmacéuticas, Juan Carlos Steegmann Olmedillas: quien añadía «y faltan algunos tontos útiles que les dan voz. No escarmientan a pesar de haber sufrido su ignorancia y su falta de precauciones en sus propias carnes o en las de su familia». Payaso fatuo, bien alimentado por Pfizer y Johnson & Johnson; en las carnes de Elia Rodríguez.