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Josef Mengele, al mando en Israel

Redacción




Luis Bru.

Aproximadamente, 350 médicos SS -uno de cada 3oo de los que ejercían en Alemania- intervinieron en los experimentos realizados a costa de los prisiones de los campos. El doctor Sigmund Rascher realizó en Dachau pruebas con bajas temperaturas, mató a cantidades de personas y pidió que lo trasladasen a Auschwitz: «El campo mismo es tan amplio que el trabajo atraerá menos la atención. ¡Los sujetos aúllan mucho cuando les baja la temperatura!» Las jóvenes polacas, llamadas ‘conejos’, fueron infectadas con material de heridas de gangrena gaseosa para realizar pruebas con sulfonamidas. Se practicó la esterilización masiva de trabajadores esclavos rusos utilizando rayos X. Otros proyectos incluyeron la infección de virus de hepatitis en Schasenhausen; experimentos destinados a provocar flemones en los sacerdotes católicos de Dachau; inyecciones con vacuna contra el tifus en Buchewald; trasplantes óseos experimentales e ingestión forzada de agua de mar por los gitanos. En Oranienburg, se sometió a la acción del gas a un grupo seleccionado de judíos con el fin de obtener ejemplares para la colección de esqueletos de Himmler, formada por «comisarios judeobolcheviques que personifican una subhumanidad repulsiva pero característica».

La Sohá siempre tuvo en cuenta la economía. Se utilizó el zyklon-B porque sus cristales de color azul-amatista resultaban más baratos que las balas de un pelotón de fusilamiento. De hecho, en ocasiones se echaban cantidades inapropiadas del gas y a las víctimas se las quemaban vivas, Israel parecía inmune a sufrir un nuevo Holocausto, sobre todo de raíz sanitaria. Y, sin embargo, el recuerdo y el pánico a un nuevo Holocausto ha tenido un efecto perverso, se ha echado corriendo en sus brazos, consiguió su lote de timo vacunas Pfizer triplicando su valor pagado por la Unión Europea.

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En 1941, David ben Gurion visitó Estados Unidos y percibió el «pulso de su gran judería, de cinco millones de personas», organizados en el lobby judío, hasta hoy el más influyente en Norteamérica, dominando Hollywood, las finanzas, las farmacéuticas, el fondo Black Rock. El 29 de noviembre de 1947, la ONU procedió a la partición de Palestina, en donde a los judíos les tocaba, en principio, el desierto de Negev. En mayo se constituyó el gobierno israelí y el apoyo del lobby judío fue total. Ahora, se ha vendido al becerro de oro: la trama de las timo vacunas tiene impronta de capital judío.

A pesar de ser el país pionero en la falsa inmunización, Israel ha entrado en una espiral de muerte, en la estúpida paradoja de la versión oficial que ya se está convirtiendo en una fatalidad. El 20 de diciembre de 2020, alcanzó su pico de muertes. Ese día se iniciaba la timo vacunación masiva. Ahora, en una sociedad altamente militarizada, rodeada de enemigos, acostumbrada a obedecer, Israel va por el tercer pinchazo, sin explicación racional, más allá de la estupidez que las timo vacunas pierden efectividad a los cuatro meses frente a las nuevas variantes, la tan traída y tan llevada variante Delta, que no está fuera, sino que es mutación que se da en los cuerpos por las timo vacunas. Y con el tercer pinchazo nuevo récord de infecciones, porque es la timo vacuna la que infecta. Sencillo y trágico. Afronta y va hacia un nuevo Holocausto que es un magnífico negocio para los que le ejecutan, en buena parte judíos, que pagan las víctimas. El sacrificio perfecto, como si en Auschwitz hubieran pagado los judíos el zyclon-B. Ya dijo el CEO de Pfizer que «Israel es el laboratorio más grande del mundo». No hay paradoja: los timo vacunados son infectados y generan la variante Delta. Los judíos no son muy listos. Salvo la minoría árabe y los jasídicos, más conocidos como ultra ortodoxos, refractarios al pinchazo y que no tienen coronavirus.

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Josef Mengele.

Israel, como todo el mundo, como el resto del planeta, son víctimas de una «conspiración para cometer genocidio», como explica un judío, el Dr. Vladimir Zelenko, en el que se ha llegado «al sacrificio de niños», inyectándoles el «veneno mortal», de forma que el Gobierno de Israel, primero Bibi Netanyahu y ahora Naftali Bennett, «es culpable de hacer lo que hizo Joseph Mengele, ellos han permitido la experimentación con su propia gente».

Mientras tanto, Israel se hunde más y más en la falsa paradoja mortal que no lo es tal: «el veneno de muerte» es eficaz: mata. Josef Mengele ha tomado los mandos de Israel y lo lleva hacia el abismo de la desaparición.

El Dr Zelenko, enorme, lo aclara todo. Vídeo magnífico, el mejor