Virginia Montes.
Cuatro monjes benedictinos se unieron a la Abadía de Solignac (Haute-Vienne) el 1 de agosto para fundar una nueva comunidad allí. Todo un símbolo, ya que sus predecesores fueron expulsados durante la Revolución Francesa.
Actualmente son cuatro monjes de la comunidad de Saint Joseph de Clairval, ubicada en Flavigny-sur-Ozerain (Côte-d’Or) que se han unido a la abadía de Solignac, continuando así el hilo de 1150 años de presencia. . Periodistas de La Croix , que transmiten esta información, explican que esta instalación también marca el regreso de una comunidad religiosa masculina en la región, lo que no ocurría desde hace diez años. Según Marie-Flore Harmel, responsable de comunicaciones de la diócesis de Limoges, los monjes «están tomando sus medidas y preparándose para la reanudación de la vida monástica» , que debería establecerse definitivamente el 28 de noviembre.
La decisión de instalar una nueva comunidad en la abadía de Solignac se anunció en junio en un comunicado de prensa firmado conjuntamente por Mons. Pierre-Antoine Bozo, obispo de Limoges, y Dom Jean-Bernard Marie Bories, padre abad de la comunidad de benedictinos de San José de Clairval. La abadía de Solignac responde a un problema de espacio: en Borgoña, los aproximadamente cincuenta monjes comenzaban a ser estrechos y luchaban por acomodar a los participantes del retiro. Expulsados por los revolucionarios de 1790 después de once siglos de presencia, los benedictinos están de regreso y este regreso promete ser un gran acontecimiento que desafía la tendencia hacia la descristianización de Francia.