Enrique de Diego.
¡Qué asco de tío eres! Pero que pedazo de idiota, con la vanidad saliéndote en torrentera por cada uno de los poros, que das la mitad de tu reino por diez minutos en televisión, a base de escandalizar y dar tres patadas a la doctrina. Para los católicos imbéciles, ayunos de doctrina, el ser Papa no es ser un tirano, es ser siervo de los siervos de Dios, el Papa y yo nos debemos a un cuerpo de doctrina revelado por Nuestro Señor Jesucristo, que se encuentra en las Sagradas Escrituras y en la Tradición. Ningún Papa reinventarse el cristianismo, edulcorarlo, hacerlo políticamente correcto, amoldarlo a los tiempos, pues eso es la herejía modernista, compendio de todas ellas, pues niega la Revelación y la Divinidad de Jesucristo. Y tú estás jugando a la conga con el modernismo, haciendo el calienta pollas con la herejía peor de todas.
Para que nos vamos a engañar, dudo de que tengas fe, cojón del anticristo, descripción con larga prosapia en esta tierra de María que no has osado pisar, como le llamaba Elisando al arzobispo de Toledo, Elipando. De no creer en la Divinidad de Nuestro Señor te acusó tu periodista de cabecera y tuvo su desmentido del Vaticano, mejor fuera. Te haces el gracioso, sin venir a cuento, porque la gracia la tienes donde las avispas el aguijón, como cuando dijiste de que Jesús «se hace un poco el bobo», cuando escribe en la arena ante los que iban a lapidar a la mujer adúltera. Eres un hombre del sol que más calienta, del poder, que lo mismo estás con la dictadura de Videla entregando a tus hermanos en el sacerdocio, que permites que George Soros financie a las universidades de la Compañía de Jesús -¡si San Ignacio levantara la cabeza- o pague a grupos progresistas cercanas a ti, y a esa podredumbre del cardenal Maradiaga, tu viaje a Estados Unidos.
Te repites más que el chorizo. No eres nada original. Dices lo que Bill Gates y George Soros años después, como si te dieran cuerda para decir memeces en cosas que exigen estudio, discernimiento y no tu frivolidad de papagayo. Ahora te has puesto, contra toda lógica y justicia, campaña a favor de la timo vacuna y quieres que todos los sacerdotes y todos los católicos se la pongan, de modo que de un plumazo les aniquilen a todos, se extermine de la faz de la tierra, no quede vestigio alguno, y no te vamos a hacer caso, nos vamos a oponer a que nos inyecten «ese veneno de muerte», como lo llamada el Dr Zelenko; el bio terrorismo de la proteína Spike, como lo denomina el Dr Peter McCullough. Así que vete Bergoglio por donde amargan los pepinos.
Ahora resulta que para los católicos el que las vacunas se hagan con fetos es cuestión baladí, que risa tía Felisa, hasta donde hemos llegado. Pero esa es la razón, como dice la Dra Judy Mikovits, de que sean tan destructivas que se vayan a llevar por delante a buena parte de la humanidad, mientras tú, que no tienes ni idea de nada y de todo opinas, te metes en todos los charcos globalistas, al servicio de tus amos, pelele. Leo que los buenos obispos de Colorado y Dakota del Sur dejan en libertad a los católicos para timo vacunarse y les ofrecen exenciones a los que deciden no ser esterilizados y muertos. Y que el cardenal Raymond Burle dice que «la idea de la introducción de ese tipo en el cuerpo de uno es, con razón, aborrecible». Olé sus cojones. Pero, también leo que el presidente de la Conferencia Episcopal USA, arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, y el cardenal Bluse Cupich, al que no tengo el gusto, pero que es conocido «por su desviación generalizada de las enseñanzas de la Iglesia», hasta ahí hemos llegado, para eso se vive el celibato, que luego hemos visto que algunos ni lo viven, con gran escándalo de los fieles, están por la timo vacunación universal, por el exterminio completo, malos pastores, lobos con piel de cordero. Bien por Colorado y Dakota del Sur que tienen buenos obispos.
Viene a cuento lo que le dijo el Ángel San Miguel a Conchita en San Sebastián de Garabandal un 19 de junio de 1965: «Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros con nuestros esfuerzos». Esto está sucediendo ante nuestros ojos, con una pandemia magnificada y una timo vacuna mortal, de exterminio, a la que hay negarse con todas las fuerzas porque es la marca de la bestia o, como dice el gran Coto Matamoros, el genocidio de los infraseres.
Cuando venga Jesucristo en gloria, en su segundo advenimiento, momento que ha de estar muy cercano, vas a ser, Bergoglio, so imbécil, el primer sorprendido.
Cuando todo pase, la Doctora Judy Mikovits será celebrada como Heroína. Vídeo clave