AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Un Goebbels ridículo para un público insensato y miedoso

Redacción




Enrique de Diego.

«¿Cómo puede mantenerse una mentira tan grande a nivel mundial?», se pregunta un tuitero. Y responde otro: «comprando con DINERO a los medios de comunicación y censurando en redes». Todos los medios de comunicación están comprados, están vendidos. Es un Goebbels ridículo que repite las mismas mentiras cambiantes, y Goebbels decía que una mentira mil veces repetido parece una verdad. La mentira es clara, es evidente, es letal, como dice el magnífico Coto Matamoros, «pues claro que son bioterrorismo. Una vacuna que modifica el mapa genético y que se vende a la ignorancia como la purga de Benito es bioterrorismo de todas, todas y de cualquier forma».

Los medios de comunicación -o de defecación, como les llama el gran Colin Rivas- tienen el mismo discurso que les marcan los amos globalistas. Sólo así se accede a las grandes cuentas publicitaria y sólo así se accede a la llamada publicidad institucional. César Vidal, el gran César, funciona mediante crowfunding y está en contra de las timo vacunas. Federico Jiménez Losantos hace tiempo que se corrompió cogiendo la publicidad institucional de la Comunidad de Madrid y de la Junta de Andalucía. Es un hecho objetivo: si no no hubiera sobrevivido, pero ¡a qué precio! Se ha convertido un fervoroso partidario del genocidio y la esterilización. Son dos ejemplos: quien quiere servir al público, a la verdad, está condenado a la marginación.

Eso sucede en todo el mundo, en el planeta Tierra, da lo mismo que el medio sea de izquierdas o de derechas. Algunos esconden su podredumbre con la coartada de no toma postura, pero jamás con oponerse. Si no te pliegas a la mentira asesina y genocida, no tienes un lugar en el mundo oficial de la información. Las empresas no obtienen licencias de televisión. Aún cuando pierdan dinero a espuertas, como es el caso de Prisa, se les mantiene, a cambio de influencia, poca o mucha. Pedro Sánchez dio 15 millones de euros a Atresmedia y Mediaset en plena «pandemia» del coronavirus, porque eran fundamentales para dirigir a un público insensato, muy sensible al miedo. Para ello tenían que matar ancianos y lo hicieron. Un mundo de psicópatas.

NO TE LO PIERDAS:   La Hemeroteca del Buitre: "A Losantos se le está acabando la munición"

Ese público, llevado al exterminio y la aniquilación, está acostumbrado a la mentira de los medios. Veamos un caso bien cercano: el terrorismo islámico. Los atentados, auténticas masacres, pasaron por la siguientes etapas: 1) se intentó que parecieran atentados de extrema derecha; 2) después se nos dijo que eran un «caso aislado»; 4) luego se presentaron como actos de un desequilibrado; 5) más tarde como una mala interpretación del islam. Todo menos la verdad: la intrínseca relación entre los terroristas y la ortodoxa interpretación coránica. Esos pasos han ido siendo dados por los medios de izquierdas y derechas, sin excepción alguna.

Desde la CNN, la NBC, desde la BBC, Antena 3, Telecinco nadie se sale del guion, nadie se sale del discurso oficial, todo es una gran sinfonía de una orquesta muy desafinada que toca al ritmo globalista. Nada queda en este falso periodismo de contrapoder, sólo queda prostitución. Goebbels nunca tuvo tanto poder. Sólo los medios que dicen alternativos buscan la verdad. Casi todos esos medios viven del favor de un público, cada vez más arruinado, vendiendo lo que pueden. Internet parecía la solución, en que se podía informar, pero entonces surgieron la censura, los verificadores y la discriminación de los navegadores para imponer el discurso único (llamarle pensamiento es un sarcasmo). De nuevo un Goebbels ridículo para un público insensato. Los totalitarios han depurado su técnica: ahora no sólo llevan a los judíos engañados, la trampa de la esperanza siempre, sino que esperan y confían en que vaya el pueblo por su propio pie o utilizando su vehículo para ser exterminado, aniquilado de un jeringuillazo que inyecta una patógena proteína Spike en nombre de engaños y eufemismos, como han hecho siempre los totalitarios, como por ejemplo vacuna. La timo vacuna es peor que los hornos crematorios de Auschwitz.