Josep Sansano.
El municipio de Santa Pola celebrará desde el lunes 28 de Junio hasta el martes 6 de Julio una serie de charlas y eventos para celebrar el día del orgullo gay, que ahora se ha convertido en una semana completa, por si alguien no se sintiera lo bastante orgulloso con 24 horas completas dedicadas a la causa homosexual.
La organización de las actividades está promovida, como no podía ser de otro modo, por diversas asociaciones y colectivos vinculados a la izquierda podemita como “proyecto identidades” o “Alicante entiende” y como tampoco podía ser de otro modo, el PP, partido que gobierna en el consistorio, ha avalado y promocionado el calendario de actividades.
Hasta el momento, la realidad de lo descrito no escapa a la tónica habitual en toda España. La izquierda promueve sus chiringuitos sexuales y de género a costa del dinero público pagado de los bolsillos de todos, y el PP lo aplaude y promueve, rindiendo sus principios a la presión de los complejos que arrastra desde la era Rajoy y que Casado ha abrazado sin rubor. La novedad está, en que de no ser por Vox, el PP no tendría mayoría para gobernar en Santa Pola, por lo que se esperaría que la formación verde tuviera que decir algo al respecto.
Pese a que la iniciativa Gay podría haber salido adelante con los votos del PP más los grupos de izquierdas, Vox tenía el peso político y moral para forzar al partido de gobierno, que de facto pivota en ellos, a rechazar la iniciativa so pena de represalias en otras votaciones más relevantes en las que el PP no contase con la misma simpatía de la izquierda, como pueda ser la aprobación de los presupuestos municipales.
Lo llamativo es que ni en los plenos, ni en las actas del ayuntamiento consta oposición u objeción alguna por parte de Mireia Moya, única edil de la formación de Abascal, a los fastos organizados por los colectivos homosexuales con la connivencia del PP y la Generalitat. Huelga decir que en el parlamento Valenciano, la sindica Ana Vega, más allá de cacarear frases hechas desde Madrid, tampoco se ha pronunciado, ni pedido cuentas, ni exigido explicaciones a la Generalitat. Mucho menos a nivel interno a su sindica y amiga, la exuberante señora Moya.
A lo que si se ha apresurado Vox Alicante es a recordar en redes que su partido es el único que no ha empleado en su imagen corporativa la bandera arcoíris. Más allá del evidente cinismo y la filia que de los de Abascal tienen con las banderas, el no uso de la arcoíris es un peaje muy pequeño que los colectivos gays muy gustosamente pagarán a cambio de recibir cuantiosas subvenciones para la organización de sus jolgorios, gracias a la ausencia total de Vox, partido vacío de propuestas reales y cada vez más rendido a la agenda globalista, al que preocupa más parecer que hace, que realmente hacer algo por los españoles de bien.