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Coto Matamoros: «Empiezo a ver la mano de Dios en todo esto»

Redacción




Enrique de Diego.
Gran entrevista con el magnífico Coto Matamoros, hombre de una enorme profundidad y lucidez, que yo estoy descubriendo, junto con ustedes, en una serie de entrevistas: «Empiezo a ver la mano de Dios en todo esto. Quizá sea necesario este genocidio para poder detener el proceso de involución en el que nos metieron las nuevas tecnologías. Vaya usted a saber si Dios conectó la depuradora con el dedo del puto Satanás y el gran engañador nos está haciendo un favor sin saberlo».
Déjeme que llore en su hombro, que dicen que es muy bueno para llorar. Yo debía haber sido cualquier cosa menos periodista, que sólo tra sinsabores. Debía haber sido, como quería mi padre, teniente de la Guardia Civil, él era capitán, o médico, o mi vocación, un hombre sencillo del campo. Pero intentar hoy ser periodista es llorar
Difícilmente puede hallar consuelo. En la actualidad no creo que esas profesiones que su padre le recomendó, éticamente se diferencien en mucho del periodismo. Prueba de ello es su participación directa y fundamental en la pandemia, sin la colaboración de las fuerzas del orden y los médicos esto no hubiera sido posible.  En cualquier caso ese cliché español de dignidad nacional, de honor, de fe, era mitad ficción y mitad irracionalidad. Salvo casos aislados respondía más al relleno de un sentido existencial.
Y debo concluir que lo que le lleva a uno hoy a llorar, no es ser periodista o pintor de bellas artes, o astronauta, lo que a uno le hace llorar es SER en mitad de este desierto de belleza.
No estoy hecho para manipular o decir sí señor, ahora vivimos en la doxa, la opinión, y todo vale, y no en la episteme, la verdad. No se busca la verdad…

La verdad, históricamente, únicamente la han buscado los filósofos y los elegidos. En una sociedad de mediocres el ciudadano evita el extremo de pensar, y, en cualquier caso, luego puede mutar a desecho humano para acabar entendiendo el sentido de la vida viendo Sálvame mientras encaja el trasero en un sillón de sueco de cien euros y asume que lo altamente emocional es conflictivo. La Guerra Civil fue inevitable por emocional. Los españoles se apasionaron y polarizaron para acabar a tiros. Ese recuerdo es suficiente para que prefieran vivir sin la ilusión que provoca la lucha por el conocimiento de la verdad. La verdad resulta incómoda para quien no la busca pues es insultante. La verdad siempre les retrata como los cretinos que son; como idiotas. Para la inmensa mayoría la verdad resulta odiosa.

No me he visto en otra, en la que la imaginación de la gente no alcanza a percibir el genocidio planetario que se está cometiendo y un genocidio voluntario, alegre, festivo.

Los medios están dirigidos a un mercado de masas que va buscando que le dirijan. Existe un cinismo estratosférico por parte del consumidor que suplica vivir anestesiado ante una alternativa (la verdad) que les resulta muy poco atrayente. Por eso se niegan a admitir hasta lo que resulta obvio. Mi pesimismo inicial está cambiando. Empiezo a ver la mano de Dios en todo esto. Quizá sea necesario este genocidio para poder detener el proceso de involución en el que nos metieron las nuevas tecnologías. Vaya usted a saber si Dios conectó la depuradora con el dedo del puto Satanás y el gran engañador nos está haciendo un favor sin saberlo.
A mí me vendieron que el periodismo es contrapoder y que denuncia los abusos del poder arbitrario. Eso era bonito. Ahora, sin embargo, los medios son instrumentos del poder.
En realidad el periodismo siempre ha vivido cuestionado en cuanto a credibilidad, respeto, etcétera. Ahora, existe una menor exigencia por parte del consumidor y ese es fundamentalmente el precio a pagar por la masificación de una información que se hace «su misura» del poder y encima buscando la inmediatez de la noticia. «Ciudadano Kane» fue una maravillosa película inspirada en la realidad. «Cuarto Poder» es una expresión  que hace referencia a la influencia que siempre tuvieron los medios en los asuntos políticos y sociales. También recuerdo que Soren Kierkegard, cristiano pacífico y piadoso donde los hubiera, mientras declaraba ser incapaz de hacer daño a animalito alguno, afirmaba que apuntará sus cañones contra los periodistas.
Las televisiones, en concreto, dependen del poder. Hay muchas pero sale un único mensaje, la misma semántica.
Las televisiones tienen que renovar sus licencias y esto es algo que depende del Ejecutivo de turno. Así que lógicamente están al servicio de quien toque. Son el «sí señor» y eso cuando no son parte de alguna corporación con la fuerza y el capital necesarios para imponer condiciones al mismísimo Ejecutivo. Todos somos víctimas de las televisiones, especialmente la clase crítica, de la cual formo parte. Nuestra única defensa es apagarlas para no tener que arrojar el electrodoméstico por el balcón.
Y mandan los fondos buitre, Black Rock, que tienen intereses en las farmacéuticas, en Pfizer. Aunque es suficiente la dependencia del Gobierno…
Si uno tiene algún interés por saber a quién pertenece el capital de las grandes corporaciones, acaba viendo que todos los sectores estratégicos pertenecen a un centenar de individuos que controlan el precio de los productos, al tiempo que controlan, por encima de todo, la política global.
Se miente siempre, no se dice una verdad.
Ni al médico. Es sistemático, porque como ya hemos señalado, la verdad no la demanda ni Blas. Es simple; no la necesitan.
Con el coronavirus, han salido los mismos mensajes, en una especie de reality show, con los mismos expertos, con todo encaminado a las “timo vacunas” milagrosas.
La pandemia, real o imaginaria, está anunciada desde hace décadas como una solución de futuro. Y no la ha anunciado precisamente un soplapollas con un gorro de papel en la cabeza. Personalmente, me quedo con el ensayo de un intelectual de la talla de Jacques Attali. Un hombre próximo al poder que en su obra «Breve historia del futuro» nos anuncia todo lo que está sucediendo y concluye que la solución final vendrá de la mano de los idiotas que voluntariamente irán al matadero. La solución está en una combinación de vacunas y así está escrito y anunciado desde hace décadas.
No se acepta el racionalismo crítico, ni la ciencia que se basa en el método prueba-error, se persigue a quien proclama la verdad, con los verificadores, se le condena al ostracismo.
Bueno, es su defensa. Lo único que se acepta es lo que se atornillar en la cabeza de un idiota al que de un día para otro le hacen creer que ya puede ir al fútbol o se puede quitar la mascarilla en exteriores y que no encuentre contradicción entre las medidas vigentes y las inmediatamente anteriores. Esto es así porque lo dice la OMS o lo dice Pedro Sánchez. Que se sepa, a día de hoy, el virus ni está secuenciado ni aislado y existen una decena de vacunas y todas ellas, si uno se preocupa por la verdad, han resultado inefectivas. El ejemplo de Israel bastaría para alejarse de una aguja tanto como uno pudiera hacerlo.
Veámoslo, desde el otro punto de vista, el del receptor, el del espectador. ¿No se da cuenta del engaño?
Volvemos a lo de antes. Se trata de seres tan alienados que pensar les resulta incómodo y desagradable. Por eso viven en la recompensa de la comodidad. Lo mejor sería que se murieran todos cuanto antes y, por supuesto, que los jóvenes queden sin posibilidad de descendencia.
¿No tiene ningún espíritu crítico, es gregario?

Creo que no tienen ni espíritu. Así sin más. El hombre es un ser esencialmente espiritual, eso lo saben hasta algunos comunistas, pues bien… Estos no son ni espíritu.

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¿No sospecha cuando ve a todos los partidos, a todas las instituciones, unánimes en favorecer la timo vacuna?

No sospecho porque si hay algo que tengo más claro que el agua es que los partidos democráticos defienden TODOS los mismos intereses. Desde la extrema izquierda hasta la inexistente extrema derecha que quieren situar en el anglosionismo de VOX
Todo el colectivo gay se ha vuelto muy inquisitorial y, al tiempo, muy “científico”. Es firmemente pro vacunación universal y obligatoria.
Esa ha sido su característica fundamental. Si por ellos fuera, los críticos a ese movimiento estaríamos condenados a la hoguera. Ellos que están financiados por fundaciones sionistas y por los fondos de la Unión Europea, no serán ellos los primeros que muerdan la mano del amo.
Menos Miguel Bosé, que lo han convertido en el tonto del pueblo y lleva más razón que un santo.
Incluso, sin seguir el caso de cerca, han tenido la cobardía, la frialdad y la falta de dignidad para deshumanizar primero para poder masacrar después sin ningún tipo de reparo. Esa práctica repulsiva ha sido la empleada siempre por los totalitarismos independientemente de su signo. Ya le apuntaba hace unos días que nuestra «democracia» es un totalitarismo encubierto.
Los nazis mataban a los niños judíos arrebatándolos de los brazos de sus madres a punta de bayoneta, pero estos esperan que sean sus madres las que los entreguen voluntaria y alegremente. Han depurado su técnica, ¿no le parece?

En realidad este fenómeno se conoce como indefensión aprendida. Es el proceso por el que la resistencia al castigo desaparece y se entrega hasta la vida con un sentimiento de derrota y resignación. ¿Alguien ha podido entender a esos judíos que caminaban por centenares a las cámaras de gas cuando eran conducidos por un par de soldados? Pues ahora pasa más de lo mismo… Verá cuando en una década esos hijos las cuestionen ¿qué pasó mamá cuando la pandemia? Nada cariño, te entregué a la vacunación con proteína Spype que era muy buena para imposibilitar tu descendencia…O eso, o el silencio.