Clémence de Longraye.
Última ronda de la ley de bioética. En la noche del 9 al 10 de junio, la ley fue aprobada en tercera lectura en la Asamblea Nacional. Negando la gran mayoría de los aportes del Senado, los diputados entre otras cosas reescribieron el artículo 17 que permite la creación de quimeras humano-animal, cruzando así una de las últimas líneas rojas de la ética.
Han pasado casi dos años que los parlamentarios han debatido y volcado sobre este proyecto de reforma de la ley de bioética. Dos años de debate y, sin embargo, algunas de sus grandes medidas, que implican importantes revoluciones éticas, siguen siendo desconocidas para el gran público. Como prueba, una encuesta reciente de IFOP para Alliance VITA muestra que más del 90% de los franceses desconocen que una vez que se adopte el texto, los investigadores podrán crear quimeras de humanos y animales. Esta situación repugnaba a Tugdual Derville, portavoz de Alliance VITA: “Desde el principio, el gobierno ha estado jugando un juego de tontos. PMA sin padre es en realidad el árbol que esconde el bosque. En el caso de las quimeras, hay que saber leer entre líneas para entender ”. Y no se equivoca. En la actualidad, si bien la prohibición de las quimeras es general, el artículo 17 se limita a afirmar que «está prohibida la modificación de un embrión humano mediante la adición de células de otras especies» . Pero lo contrario ya no está prohibido. En otras palabras, a partir de ahora será legalmente posible inyectar células humanas en embriones animales.
Quimeras hombre-mono ya cultivadas por científicos
Sin esperar la aprobación definitiva del texto y aprovechando la ausencia de sanciones penales en la legislación vigente, los equipos de Pierre Savatier, director de investigación de Inserm, ya llevan tres días cultivando quimeras humano-simio. Aunque por el momento la técnica no permite crear quimeras viables a largo plazo, la fabricación de estos seres híbridos ya plantea muchas cuestiones éticas.
