Editorial.
“Cometimos un gran error. No nos dimos cuenta hasta ahora «, dijo Byram Bridle, inmunólogo viral y profesor asociado de la Universidad de Guelph, Ontario, en una entrevista con Alex Pierson el jueves pasado, en la que advirtió a los oyentes que su mensaje era» aterrador «. “Pensamos que la proteína de pico era un gran antígeno diana, nunca supimos que la proteína de pico en sí misma era una toxina y era una proteína patógena. Entonces, al vacunar a las personas, las estamos inoculando inadvertidamente con una toxina ”. Esa proteína de pico o spike pasa a la corriente sanguínea, no se queda en el brazo, y va a las órganos reproductores, esterilizando a las personas, al corazón, al hígado, al cerebro, eso explica la gran cantidad de efectos adversos por la inyección de las vacunas, pero el peligro va a ser constante, durante meses y años, o va a costar la vida a muchos de los vacunados o va a producir enfermedades cardiovasculares y de todo tipo.
«No nos dimos cuenta hasta ahora». Es mentira. La Catedrática María José Martínez Albarracín lo dijo con meses de antelación, antes de empezar el delirio de la vacunación masiva. Ponemos a la Doctora Albarracín a título de ejemplo merecido, pero hay otros ejemplos significativos, como Geert Vanden Bosche, el Premio Nobel de Medicina, Luc Montagnier, o el exvicepresidente de Pfizer, Michael Yaedon, en avisar del peligro. En vez de tener el reconocimiento, han sido perseguidos, proscritos, sometidos a delirantes verificadores, ocultados, silenciados, borrados sus vídeos. Había que hacer el negocio abrumador de las vacunas y, lo que es más grave, reducir a la población en una conjura planetaria de farmacéuticas, políticos (las puertas giratorias hacia las farmacéuticas son muy fluidas), medios de comunicación (con intereses de fondos buitre que también tienen acciones en Pfizer), con el concurso de la OMS, al servicio de Bill Gates, ha llevado a un genocidio en marcha, a un auténtico crimen contra la Humanidad como no se ha visto en la Historia.
Toda esa gentuza, esa escoria tiene que pagar por sus crímenes. Nos adherimos y aplaudimos la brillante iniciativa de la Asociación Liberum que ha presentado una denuncia en este sentido ante la Corte Internacional de La Haya. Tendría todo el sentido una rebelión social para hacer pagar este terrible crimen, oponiéndose a que pinchen sin sentido a los niños, lo cual le daría una mayor gravedad al genocidio, pues significa esterilizar y matar a la generación llamada a perpetuar las sociedades.
No se van a ir de rositas. Hacemos votos por juicios como el Nüremberg y por la rebelión de las sociedades que paren esta locura y hagan justicia popular. Todos nuestros dirigentes -farmacéuticas, políticos y medios de comunicación- están contra el pueblo y el pueblo se lo va a hacer pagar. Está siendo un genocidio deliberado.
La Asociación Liberum y otras catorce presentan denuncia por GENOCIDIO ante el Tribunal de La Haya