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La Resistencia Americana, el mejor ejemplo para la débil, cobarde e intervenida Europa

Redacción




Mike Sala

Lo que la agenda globalista ya casi ha conseguido por completo en muchas, seguramente la mayoría, de las naciones de la vieja, caduca, corrupta y débil Europa, y que no es otra cosa que socavar los cimientos ideológicos, morales y sociales de la civilización occidental, encuentra aún una fuerte resistencia en Estados Unidos. Como ya dijimos hace meses, tras la fraudulenta victoria demócrata en las presidenciales de noviembre de 2020, la presidencia de Joe Biden no está siendo nada fácil porque encontraría fuerte oposición en el Congreso, en el Senado, en las cámaras estatales y en amplios sectores de la población. Ahora, una vez consumidos los primeros cien nefastos días de gobierno demócrata, está muy claro que del mismo modo que la imposición de la agenda globalista que Biden y Harris defienden no se va a detener, la resistencia del partido republicano y de la población que todavía defiende los principios y el modo de entender la vida bajo los que fueron fundados los Estados Unidos de Norte América tampoco se detendrá. Precisamente en esto radica una de las principales diferencias hoy en día entre Estados Unidos y Europa. Estados Unidos está sufriendo los mismos y aún mayores ataques que Europa contra su fundación, historia y sistema de valores, pero mientras en Europa la resistencia, escasa, se halla en unos pocos ciudadanos y pocos medios alternativos de información, en Estados Unidos la oposición contra la avalancha globalista también se encuentra en algunas instituciones e incluso estados que los globalistas no han conseguido dominar.

El globalismo norteamericano supuestamente liderado por un perturbado Joe Biden –quien no es más que una alocada marioneta que a menudo duda de la fecha en que vive-  está encontrando significativos obstáculos para su avance no solo en los estados del denominado Bible Belt (que abarcaría unos 19 estados en los que las creencias cristianas arraigadas marcan la vida, la cultura y la política de la mayoría de la población), y Utah (junto con sus estados limítrofes en los que hay fuerte implantación de la Iglesia de Jesucristo, como Wyoming, Idaho, Colorado, Arizona y Nevada además de la lejana Alaska). Por otra parte, existe otro frente anti globalista que a menudo se entremezcla con el religioso: el conformado por los norteamericanos, abundantes aún a pesar de décadas de nefasto sistema educativo anti patriota y anti occidental, que sigue defendiendo el individualismo, la propiedad privada, la libertad económica, de conciencia, de expresión y de asociación, y el derecho de todo ciudadano a defenderse de los abusos del Estado y de los gobernantes.

Todos estos principios, prácticamente inexistentes en una Unión Europea artificial, debilitada moral e ideológicamente,  e intervenida hasta lo más profundo, es lo que marca la diferencia entre uno y otro lado del Atlántico. En Texas, el Gobernador Abbott promulga cuatro proyectos de ley con el objetivo de frenar las iniciativas izquierdistas que pretenden desfinanciar a los cuerpos policiales. Una táctica de desfinanciación que únicamente persigue debilitar a las fuerzas del orden para posteriormente iniciar una estrategia  de desórdenes destinada a alimentar la revolución que dé paso definitivamente al socialismo que conviene a la agenda globalista. Mientras tanto, siete condados del estado de Oregon, en la costa oeste, pretenden pasar a pertenecer al estado de Idaho, mucho más conservador y de principios cristianos, porque no aceptan la deriva progresista que desde Portland, capital de Oregon, está invadiendo todo el estado y que trata de imponer el progresismo del aborto, de los movimientos LGTB y de las consignas BLM en amplios sectores sociales.

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Estamos hablando de esa misma resistencia que en Wisconsin, de la mano de un grupo de agricultores locales, ha presentado una demanda contra la administración Biden por haber sido excluidos de un programa de préstamos federales en el que no se les permitió participar por ser blancos. Hablamos de la resistencia del gobernador de Oklahoma que ha firmado recientemente una ley que prohibirá en las escuelas públicas la enseñanza de la “teoría crítica de la raza”; una teoría que defiende que el racismo es estructural en la sociedad y que trata de derivar hacia la raza blanca el origen de la culpabilidad de los males sociales.

En el estado de Florida, el propio gobernador Ron DeSantis ha puesto pie en pared contra la abominable ideología de género prohibiendo que «hombres que se perciben como mujeres” puedan competir en deportes femeninos. Tal medida ha desatado las iras de los demócratas y de empresarios y asociaciones afines. De hecho, DeSantis se ha convertido en uno de los principales enemigos a batir para los progresistas de la agenda globalista porque este gobernador está plantando cara y doblando la mano a organismos tan poderosos como la NCAA (Asociación Nacional Atlética Colegiada, que organiza la mayoría de eventos deportivos universitarios en toda la nación) Una asociación que, con la excusa del deporte, promueve “causas de justicia social” de izquierdas, muy beligerante por ejemplo tratando de imponer que hombres que pretenden ser mujeres puedan participar en deportes femeninos, perjudicando así a las atletas verdaderamente femeninas.

Apenas un mes antes, DeSantis fijó claramente su posición contra la dictadura pandémica firmando un proyecto de ley para prohibir los “pasaportes Covid” en todo el estado, con lo que ni empresas ni entidades oficiales podrán prohibir a ciudadanos residentes no vacunados participar en eventos o asistir a edificios públicos. El gobernador, con un muy mayoritario apoyo popular, asegura que combatirá cualquier iniciativa que discrimine a los ciudadanos que no deseen vacunarse.

¿Y que hacen los disidentes para proteger sus intereses y modo de vida? En Estados Unidos está dándose un hecho que pasa desapercibido intencionalmente en Europa. Desde que Biden consiguió la presidencia se ha incrementado el constante flujo de personas que se mudan desde estados de mayoría demócrata hacia estados “rojos”, o de color republicano. Así, mientras California, Nueva York, Nueva Jersey, Michigan e Illinois perdieron 4 millones de residentes en los últimos años, más aceleradamente desde las últimas presidenciales, los estados de Florida, Texas, Tennessee, Ohio y Arizona son los que más afluencia de nuevos residentes han recibido desde los anteriores estados.

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La resistencia también se mueve con efectividad en la red. Por ejemplo Rumble, la plataforma de vídeo alternativa a YouTube ha firmado un acuerdo por el que invertirán en ella varias entidades de capital de riesgo para expandir a esta plataforma definitivamente a la transmisión en vivo. YouTube, al igual que otras Big Tech como Facebook, tomaron partido por la agenda globalista y por Joe Biden cuando censuraron y posteriormente eliminaron las cuentas del Presidente Trump y de decenas de miles de usuarios que han compartido información y opinión contra la versión oficial de la agenda globalista respecto al Covid19, a las elecciones presidenciales de 2020 y a la propaganda LGTB. Sin embargo, en Rumble no existe ningún tipo de censura contra ideas políticas o de opinión, lo que ha facilitado enormemente el crecimiento de esta plataforma de vídeo en los últimos años

Respecto a la inmigración ilegal, la resistencia en Estados Unidos vuelve a marcar la diferencia. Mientras en la Unión Europea ningún gobierno ni administración se atreven a fijar una postura contraria a la invasión de las fronteras españolas, en Texas el gobernador Abbott anuncia en una entrevista en Fox News que comenzará a arrestar y encarcelar a los ilegales que asalten su frontera sur con México, donde sus 34 condados están viviendo situaciones humanitarias y delincuenciales críticas sin que el gobierno federal tome cartas en el asunto, prefiriendo que el conservador Gran Estado de Texas sufra las consecuencias de la invasión de inmigrantes ilegales.

La resistencia a la agenda globalista está muy viva en Estados Unidos. Instituciones, organizaciones y buena parte del pueblo americano no se han arrodillado ante la amenaza globalista que ahora está instalada en la Casa Blanca. La antigua y profunda creencia “mi casa, mis reglas” se ha fortalecido entre un gran sector de la población y en no pocos estados de la Unión. Ninguno de ellos está dispuesto a renunciar a lo que en Europa ya se ha renunciado. Que la resistencia americana y la disidencia que en España ha aflorado a raíz de la epidemia y los abusos de los políticos y que se sitúa en unos pocos medios periodísticos en la línea de Rambla Libre sean un ejemplo para el resto. Dios no nos creó para vivir de rodillas ante la maldad que trata de gobernar el mundo ni nos levantó de la tierra para ser conformistas y cobardes. Mientras exista resistencia, habrá esperanza.