Virginia Montes.
Una aplastante victoria. Al final de las elecciones presidenciales que se celebraron en Siria el miércoles 26 de mayo, fue el presidente saliente Bashar al-Assad quien fue reelegido. Como era de esperar, fue renovado en sus funciones con una puntuación final del 95,1% de los votos. Le Figaro indica que la tasa de participación se situó en el 76,64%, según información facilitada por el presidente del Parlamento. En total, votaron 14,2 millones de personas, de los 18,1 millones de votantes convocados para acudir a las urnas. Una elección ampliamente criticada por la oposición y los países occidentales, como en 2014 cuando los resultados oficiales dieron a Bashar al-Assad el 88% de ganador. Elecciones que no habían sido juzgadas «ni libres ni justas» por la oposición que había denunciado «Una mascarada».
Frente a él, las puntuaciones de sus oponentes estaban pálidas. Abdallah Salloum y Mahmoud Mareï obtuvieron el 1,5% y el 3,3% de los votos respectivamente. Al frente del país desde 2000, el presidente sirio ha sido reelegido por un período de siete años. En este país, que tiene 388.000 muertos debido a la guerra que se desarrolla desde hace diez años, la elección se llevó a cabo en zonas controladas por el régimen en dos tercios del territorio, así como en algunas embajadas sirias en el exterior.