Enrique de Diego.
¿Qué se puede hacer con una sociedad de borregos y mendrugos que se dejan llevan al matadero contentos y felices? ¿Qué hacen los que dicen las televisiones, que mienten siempre y está su accionariado trufado por las farmacéuticas? ¿Qué hacer cuando las «instituciones científicas» son la voz de su amo y dicen lo que dice el Gobierno?
La primera premisa ni siquiera es escuchada: A los viejos les han asesinado en las UCIs con mala praxis médica, sin autopsias, quemándoles los pulmones, y no tratándoles como una enfermedad inflamatoria, con antivirales y antiinflamatorios. En el supuesto de que se les hubiera tratado bien, no habría pandemia y no serían necesarias las vacunas.
No te has vacunado contra nada, contra una cepa que ya casi no existe, y han deteriorado tu sistema inmunológico haciendo que elabore cuerpos antispike altamente tóxicos.
Ahora, y en otoño, vienen cepas más agresivas y letales.
Pero entonces la televisión destilará nuevos venenos y dirá que se precisan nuevas vacunas para las nuevas variantes o las ya existentes, la hindú, producto de tres mutaciones.
La televisión miente siempre, los políticos mienten siempre, la mentira domina el mundo.
Les dices que es una estrategia de gentuza como Bill Gates para reducir población y no atienden. ¿Es qué no saben escuchar? El calentamiento global, esa mentira cochina, entraña necesariamente la desaparición de una parte significativa de la población y lo dicen públicamente. El que tenga oídos para oír que escuche.