AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Sobre la ingeniería social (4): La doctrina del «shock» y el Covid-19

Redacción




Guillermo Mas. 

 

Si el objetivo de la Ingeniería Social es cambiar la sociedad, podemos hablar de una “conspiración” por parte de aquellos que la impulsan tomando la tercera definición de la RAE —”Concurrir a un mismo fin”— o la primera si asumimos, con Juan Claudio Sanahuja, que el motivo de ese cambio es destruir el cristianismo: “Unirse contra su superior o soberano”. Toda forma de vida espiritual sería dicho soberano.  Y ese constituirse “a la contra de”, teniendo en cuenta lo que ha explicado Hans Blumenberg en su libro La legitimación de la Edad Moderna o Dalmacio Negro en su El mito del hombre nuevo, a saber, que toda la modernidad ha encontrado su fundamentación en conformarse atentando contra los valores del mundo anterior o Edad Antigua; y que toda la filosofía moderna aboga por una reconstrucción desde los cimientos morales de la condición humana. Esta última tesis también la ha defendido, aunque desde una perspectiva opuesta, de aprobación, Harari en su éxito de ventas Sapiens: de animales a dioses.

Las élites justifican —léase: ocultan— sus conspiraciones con una supuesta labor de “filantropía” que gracias a eufemismos y buenas palabras —Hitler también habló de la “Paz Mundial” en varias ocasiones— parecen querer ayudar a los países subdesarrollados pero que, en realidad, pretenden lucrarse, limpiar su imagen e implantar sus estrategias de “Ingeniería Social” para alcanzar sus distintos fines. Usan las catástrofes (guerras, desastres climáticos, epidemias) como ocasiones ideales para implementar sus modelos sociales, tal y como explicó Naomi Klein en su libro La doctrina del Shock.

Así lo demuestra Naomi Klein en su libro La doctrina del Shock, donde señala las conexiones entre la “Escuela monetarista de Chicago”, dirigida por Milton Friedman, y el régimen dictatorial de Augusto Pinochet en Chile, que arrebató a Allende de la presidencia mediante la fuerza. Implantar dichas medidas de libre-mercado y reducción de los servicios públicos habría sido imposible sin la ayuda de una represión terrible puesta en marcha junto a técnicas de “control mental”, extraídas de los “Manuales de tortura KUBARK”, en el marco de una crisis política enorme.

Dicho “capitalismo del desastre”, como lo llama la autora, necesitaría de “shocks” puntuales, de situaciones excepcionales de enorme gravedad, para imponer medidas que, en otras circunstancias, resultarían intolerables para la población. Y así ocurriría dicha implementación forzosa en numerosos casos posteriores como el Gobierno de Thatcher o la presidencia de George Bush.

La doctrina del Shock, aparecido en 2007, no sólo anticipó la política de destrucción de las clases medias a nivel global durante la recesión económica de 2008, sino que es el mejor texto para entender lo que las élites pretenden lograr gracias a la pandemia del COVID-19: adelantar de forma extraordinaria la consecución de sus objetivos globalistas de Ingeniería Social. No hay más que acudir a lo dicho en el último “Foro económico de Davos” o la propia web en español de la Agenda 2030 para descubrirlo. En palabras de la autora: “Esta forma fundamentalista del capitalismo siempre ha necesitado de catástrofes para avanzar”. ¿Qué catástrofes? “Algún tipo de trauma colectivo adicional, que suspenda temporal o permanentemente las reglas del juego democrático”. En definitiva, “El miedo y el desorden como catalizadores de un nuevo salto hacia delante”.  Y en eso estamos.

Sigan leyendo esta serie de artículos para descubrir la magnitud y la profundidad de dicho proyecto.