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Epstein y Gates (2): Vidas paralelas

Redacción




Guillermo Mas. 

Le contamos la segunda y última parte del secreto de Bill Gates sobre su amistad con Jeffrey Epstein y la relación de este hecho con la solicitud de divorcio que le ha presentado Melinda después de casi treinta años de matrimonio; en otras palabras, todo lo que quiso saber sobre la red de pederastia de hombres poderosos que gobierna el mundo y nadie le ha contado (PARTE 2).

Epstein resumía sus costumbres de la siguiente manera: “la ciencia y los coños”. Sus planes de futuro se limitaban a que, modestamente, “esperaba sembrar la raza humana con su ADN”. Para llevar adelante sus proyectos, Epstein se interesó por el transhumanismo y la Ingeniería Genética —otra forma de Ingeniería Social—, por lo que tanteó a “Stephen Hawking, los Nobel de Física Murray Gell-Mann y Frank Wilczek, el paleontólogo y biólogo Stephen Jay Gould, el neurólogo Oliver Sacks, el psicólogo experimental Steven Pinker o con el ingeniero molecular George M. Church, que ha trabajado en identificar genes susceptibles de ser alterados para crear seres humanos superiores”, como ha revelado la prensa.

Jeffrey Epstein con una jovencita (se ha especulado que con la cantante Miley Cyrus, más conocida como «Hannah Montana»).

El propio Pinker, acusado de cobrar de Epstein —aunque él lo ha negado con énfasis—, relata como “una vez Epstein criticó los esfuerzos para combatir el hambre y dar asistencia sanitaria a los pobres porque, decía, ello aumentaba el riesgo de superpoblación. Entonces Pinker rechazó y rebatió sus argumentos. Nunca más fue invitado a las citas organizadas por el millonario”. Recordemos las palabras de Bill Gates: “Si hacemos un gran trabajo con las vacunas, el cuidado de la salud y servicios de salud reproductivos, podríamos reducir esa cifra quizás en un 10 o 15%” (más de mil millones de humanos). Parece que las ideas de estos dos “filántropos” coinciden.

Según el “Informe Corbett”, “El interés de Epstein en la genética le llevó a patrocinar a varios científicos que trabajaban en este campo, incluyendo a George Church, un genetista de Harvard cuyo laboratorio recibió fondos de la Fundación de Epstein de 2005 a 2007 para ciencia de vanguardia. Church se disculpó públicamente por su conexión con Epstein, que incluyó varias reuniones al año a partir de 2014. Esta no fue ni la primera ni la última vez que este modesto biólogo de Harvard, cuya ciencia de vanguardia, a menudo se desvía hacia áreas controvertidas, causó un escándalo público. En 2019 Church propuso una aplicación de citas genéticas  que fue inmediatamente denunciada como eugenesia aplicada”. Además, “Church también actuó como asesor científico de Editas Medicine, una empresa que busca utilizar la herramienta de edición de genomas CRISPR-Cas9 para eliminar las enfermedades borrando las partes de un código genético responsable de la enfermedad. En 2015, la compañía anunció que había recaudado 120 millones de dólares de un grupo liderado por el albacea de respaldo designado por Epstein, el Dr. Boris Nikolic. Naturalmente, ese grupo de inversores incluía a Bill Gates”.

Según el antiguo abogado de Epstein, Alan Dershowitz, éste estaría obsesionado por la eugenesia, soñando con mejorar a la raza humana a través de la manipulación genética. Como ha informado Jaron Lanier, el plan maestro de Epstein estaba basado en un intento previo de recoger el semen de varios Premios Nobel y ponerlo a salvo en un banco llamado “The Repository for Germinal Choice”, que finalmente cerró. La idea de Epstein era idéntica solo que con una variante importante, tal y como ha puntualizado The New York Times: el único semen sería el suyo propio, con el que embarazaría a varias mujeres seleccionadas a tal fin y llevadas a su rancho privado situado en Nuevo México. Para dicho plan contaría con el apoyo de varios científicos de renombre contactados por medio del empresario John Brockman y de “La Fundación Edge”, generosa en sus donaciones.

Según un artículo de Evgeny Morozov —conocido como “el hereje de Internet” por sus críticas a las grandes empresas tecnológicas y su propuesta de re-fundar Internet—, para “The Guardian”, “El escándalo de Epstein en el MIT muestra la bancarrota moral de las élites tecnológicas”. En su libro La era de la perplejidad, Morozov escribe: “No viven de la publicidad, como muchos creen. Absorben datos, crean productos y los venden sin que veamos un euro. Es un modelo parasitario”. Y en el artículo de The Guardian, Morozov se lamentaba: “Que alguien como Jeffrey Epstein aprovechara estas redes para blanquear sus crímenes era casi inevitable. En un mundo en el que los libros funcionan como extensiones de marca y nunca se leen realmente, es bastante fácil que un charlatán rico y glamuroso de la talla de Epstein encaje”.

Ahora, mientras el chaparrón arrecia y el castillo comienza a desmoronarse incluso para quienes consumen los medios de comunicación tradicionales —que, de vez en cuando, deciden que es el momento de ponerse a trabajar en algo serio—, el filántropo Gates ha decidido ocultarse en un club exclusivo hasta la paranoia situado en California, “The Vintage Club”, en cuyo interior Gates el magnánimo tiene una casa en propiedad valorada en 13 millones de dólares. Mientras, Spencer Kuvin, el abogado que defiende a las víctimas de Epstein, ha instado a Bill Gates a contar todo lo que sabe de Epstein, añadiendo: “Se necesita investigar a más personas, no solo a Bill Gates y, no solo a Ghislaine Maxwell. Siempre he dicho que esta era una red mucho más grande de personas que deben rendir cuentas por sus conexiones con Jeffrey Epstein”.

En un reciente vídeo de Youtube publicado por Enrique de Vicente, el fundador de la revista “Año Cero” ha puesto el foco sobre cuatro acontecimientos recientes relacionados con Bill Gates: 1) La liberación de miles de mosquitos “modificados genéticamente”; 2) La compra masiva de terrenos agrícolas en EEUU hasta alcanzar los 242.00 acres de tierra; 3) El intento por “tapar el sol” lanzando varias toneladas de polvo a la atmósfera con la intención de “enfriar la tierra”; 4)  La predicción con exactitud de cuándo se podrá volver a viajar con normalidad en avión después de la crisis del Coronavirus.

Y, además, Enrique de Vicente ha apuntado a una posible relación entre Epstein y el Servicio Secreto israelí (“Mossad”) en una colaboración para extorsionar a políticos de la talla de Bill y Hillary Clinton —que se sabe con certeza que viajaron hasta una treintena de veces entre los dos a bordo del “Lolita Express”, el avión privado de Epstein donde supuestamente se celebraban orgías con menores de edad— mediante el uso de “trampas de miel” o cebos sexuales para gente poderosa. Esta tesis explicaría la relación entre Epstein y el que fuera su abogado, el célebre —por el caso de OJ Simpson, entre otros— Alan Dershowitz, bien conectado con “lobbys pro-derechos-de-los-judíos” de los EEUU, según ha apuntado César Vidal.

Escribe el ex-agente de la CIA Philip Girardi: “El vínculo de Epstein con el servicio de inteligencia israelí podría, plausiblemente, rastrearse en sus conexiones con Ghislaine Maxwell, quien -según se informó- le proporcionaba a las jóvenes chicas. Ghislaine es hija de Robert Maxwell, quien murió -probablemente, asesinado- en misteriosas circunstancias en 1991. Maxwell era un empresario británico de origen judío, marcadamente cosmopolita (como Epstein), un controvertido multimillonario con lo que podría calificarse de vínculos recurrentes con el Mossad. Tras su muerte, le fue obsequiado un funeral de Estado por parte de Israel, evento del cual tomaron parte seis titulares del servicio de espionaje de Tel Aviv, mientras el primer ministro Yitzhak Shamir lanzaba loas: ‘Él ha hecho más por Israel de lo que hoy podría revelarse’”.

Nuevas evidencias sobre el caso Epstein, quizás a través de documentación inédita, de una investigación más profunda por parte de los grandes medios de comunicación estadounidenses que están sacando a la luz toda la información o a través de la mano derecha de Epstein, su ex-amante Ghislaine Maxwell, hija del influyente propietario de varios medios de comunicación Robert Maxwell, que apareció ahogado en extrañas circunstancias en las costas de España en 1991, podrían dar un vuelco a la situación. Esta información, en caso de aparecer, podría suponer el fin del “Imperio Gates” —fundado por su abuelo eugenista y continuado por su padre abortista hasta llegar a las manos de William Gates III— tal y como lo conocemos y, sobre todo, a ojos del gran público, que todavía le defiende de forma generalizada como a un benefactor de la humanidad dedicado a velar por todos nosotros. La realidad es que si Gates cayera por culpa de su conexión con Epstein, el mundo pasaría a ser un lugar mucho más seguro.

Por último, cabe hablar de la extraña muerte de Epstein. Lo más probable es que se suicidara, aunque su muerte ha acabado con la posibilidad de “tirar de la manta” de forma definitiva, como apuntó el alcalde de Nueva York: “es demasiado conveniente”. Baste recordar que el Ministro de Trabajo de Donald Trump, Alex Acosta, tuvo que dimitir por culpa del indignante trato de favor que había tenido con Epstein durante su encarcelamiento anterior. Lo cierto es que Epstein estaba sometido a una vigilancia constante y al famoso “protocolo de suicidio” después de tener un intento fallido días antes de su muerte. Por lo tanto, que después de eso haya podido suicidarse solo significa que ha habido una negligencia o un caso de corrupción en el protocolo, lo que apunta directamente al Departamento de Defensa. Sobre todo si se tiene en cuenta que, como contó en su momento el “Washington Post”, la forma en que estaban rotas las vértebras del cuello de Epstein apuntaban a un posible ahorcamiento, sí, pero también a la posibilidad de un estrangulamiento. Curiosa forma de suicidarse sería la de morir estrangulado.

Los historiadores del futuro tendrán que estudiar a Jeffrey Epstein en profundidad para conocer la verdad que ocultan las elites de nuestro tiempo. Nosotros no conoceremos todas las implicaciones que hay detrás de su historia. Contar la verdad de su red de corrupción junto a la historia del todopoderoso Bill Gates, bajo la forma de unas Vidas Paralelas modernas, será el trabajo de un Plutarco venidero, al que le deseamos toda la suerte del mundo.