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Carlos González, un buen alcalde socialista, el «ayusismo» en Elche

Redacción




Assumpta Sánchez Tormo.

Sin hacer ruido, trabajando para los ciudadanos, sin decir una palabra más alta que otra, Carlos González, el alcalde socialista de Elche, ha hecho realidad que en la ciudad de las palmeras la disyuntiva ‘socialismo o libertad’ sea una grosera falacia. Preocupándose por los negocios de la gente, no asfixiándolos, dándoles aire, arreglando el centro, haciendo magníficamente peatonal la Corredera, afrontando ahora el pantano dejado por la pepera Mercedes Alonso, de la que Pablo Ruz es su patético heredero, en el Mercado Central, Carlos González ha sabido ser el alcalde de todos los ilicitanos, dotándoles de buenas y modernas infraestructuras sanitarias, sin alharacas, sin gestos para la galería, manteniendo los datos más suaves y benignos de la asoladora pandemia, ha sabido compaginar la sanidad con la economía.

Carlos González, en la Corredera, peatonalizada.

Con un buen equipo, con la eficacísima teniente de alcalde, Patricia Maciá haciendo milagros cotidianos con los números de la ciudad emprendedora. Ha sabido vertebrar las pedanías, facilitar las licencias, para que se mueva la construcción y la economía, y se mueve. Embellecer las calles, mejorar los accesos al Hospital General, modernizado, permitir las terrazas, como las que lucen en la Glorieta. El equipo de Gobierno ha sabido anteponer los intereses de los ilicitanos a cualquier pretensión ideológica. Carlos González y su equipo es el «ayusismo» en Elche, y en las elecciones locales son importantes las personas y la gestión de las pequeñas cosas igual que la de las grandes.

Por contra, Pablo Ruz, buscando su interés personal, solícito más al cargo y las prebendas de senador que al trabajo en Elche, lleva en las alas mucho peso de la nefasta gestión de Mercedes Alonso, de la que es deudo. Dedicado al figureo. Nunca está donde debe, abarca más de lo que puede y aprieta poco. Patán.