Enrique de Diego.
Has ganado, enhorabuena. Has conseguido 65 diputados, lo que te permite no depender de Vox, lo que os viene muy bien a los dos para no hacer nada. Has humillado a la izquierda en unos niveles que no levantará cabeza. Has ganado en 176 pueblos de los 179 que tiene Madrid. Has estado ocurrente con lo de los «tabernarios». Comprendo la ayusomanía, pero no la comparto. Ante las grandes victorias, los generales romanos en sus cuadrigas llevaban a un esclavo que les repetía «acuérdate que eres hombre».
Madrid ha ganado al sanchismo y al globalismo, esa propuesta que pretende hacernos todos esclavos. El sanchismo es su lacayo. Y ese Madrid de la libertad, ese Madrid que lucha por salir adelante, ese Madrid que madruga para abrir la cafetería y servir el café con churros, hacia el que tú te has erigido en representante y en defensora, frente al sanchismo, que es su pelele, está seriamente amenazado por la hidra de siete cabezas, por el dragón infernal apocalíptico, y o luchas contra el globalismo, contra la agenda 2030 y lo que representa, contra los que en tu partido, como Javier Maroto ostentan en la solapa el obsceno pin, la señal de la bestia, y defiendes a los madrileños o serás un fiasco, una estafa y la ayusomanía tendrá mucho de Pedro Sánchez fobia y de Pablo Iglesias fobia, que ya es mucho, pero ante los problemas que nos aquejan y los poderes de los que se creen los amos del mundo, jugando con los hombres como concreto a la ingeniería social, no es nada.
Recuerdo una intervención tuya en El gato al agua en la que una joven marisabidilla, de esa peste del siglo que sois los políticos profesionales, te mostrabas partidaria del aborto irrestricto, base de todos los males perversos, y de la eutanasia, de la cultura de la muerte, que está destruyendo a nuestra sociedad, porque, decías, «la sociedad avanza», sí, avanza hacia el abismo. Dudo que hayas cambiado de posiciones y de que seas la mujer que Madrid necesita en estos momentos. Si fueran estos tiempos normales, te diría lo que te dicen todos los lameculos esperando las migajas del festín, en forma de publicidad institucional, y te diría que tu victoria a la romana -acuérdate que eres mujer- es un cambio de ciclo, que las puertas de Moncloa se abren ante ti, más que ante Pablo Casado, pero estos son tiempos excepcionales. Contra la izquierda y el coletas, vivíamos mejor. Y en estos tiempos excepcionales, con la deuda disparada, tú eres parte del problema y no de la solución; no es sostenible una autonomía en Madrid, un gobierno y una Asamblea ni con los 135 diputados que tiene ni con ninguno. No hay para mantener tanto dispendio, para tener un Telemadrid. Rocío Monasterio y Santiago Abascal pueden estar tranquilos: de decir que hay que acabar con las autonomías, ya han cambiado a decir que tiene que haber la mitad de consejerías y la mitad de diputados, y ahora podrán decirlo sin que se haga nada. Pero no es opinable: no puede mantenerse, los madrileños no te pueden mantener a ti: Madrid tiene una fiscalidad algo menos expropiadora que el resto de España, nada más. Tú eres una amenaza para la libertad de los madrileños.
Es una vergüenza que se gaste en un mena 4.700 euros, que haya fundaciones y onegés -deberían cambiarse el nombre por chupópteros del presupuesto, campeones del pilla-pilla presupuestario, el juego de moda- que se lucren para no hacer nada, para dar guarida a delincuentes; hay que deportarlos, devolverlos a sus familias. Es una vergüenza que los servicios sociales de la Comunidad de Madrid, y los del Ayuntamiento, destrocen la vida de los auténticos niños españoles en aras de la nauseabunda ideología de género. Es una vergüenza que siga el adoctrinamiento de los niños madrileños en pseudo ideologías delirantes y destructivas. Es una vergüenza que no tengas la decencia de disolver la Asamblea de Madrid y el gobierno de tu miniEstado.
Pero hay un problema más grave, acuciante: se está convirtiendo a los madrileños en patógenos andantes por mor de las falsas vacunas, de las que tú, descerebrada, has llegado a decir que si por ti fuera «estaría vacunado el 100%» y estás dispuesta a implicar a las empresas en lo que es un genocidio a medio plazo. No seas inútil, no seas ignorante supina, infórmate, informa a los madrileños, y ¡para la locura de las falsas vacunas, echa abajo el negocio mendaz de las farmacéuticas, combate y tira por tierra los planes de Bill Gates, su sucursal lacaya, la OMS, de reducir la población, infectando a la gente bajo el pánico, replicando en sus cuerpos la proteína Spike, que es la madre del cordero, la causante de las inflamaciones. Hazlo ya. Porque has colaborado en un genocidio protocolario en el que se han asesinado en tus UCIS y en las residencias con tratamientos dañinos, entubándolos, quemándoles los pulmones con oxígeno puro, o directamente con morfina y sedación, como ha denunciado el presidente de la patronal de la dependencia, de las residencias de mayores. Y bajo el asesinato, bajo el crimen en masa, bajo el confinamiento, y la opresión dictatorial del sanchismo, siguiendo del ronzal, cuando las PCR son un fiasco con un 3% de fiabilidad, y las mascarillas son un adorno, el virus es sumamente pequeño, ínfimo, para los agujeros de los bozales, bajo la vuelta a la nueva normalidad, se les ha engañado con lo que llaman vacunas, y no lo son, y se les provocan trombos, inflamaciones y después esterilidad e infertilidad, tú que no tienes hijos, pero quizás aspires a tenerlos mañana. Tú que no deseas que los madrileños se extingan. No participes, no colabores con este crimen contra la Humanidad, con este plan orquestado por el asesinato y la propaganda, en el que algunos de tu partido, como el totalitario Alberto Núñez Feijoo, pretende obligar a los sabios gallegos a vacunarse por ley, este Adolf Hitler de pastaflora. Para, infórmate, pues vives en la ignorancia.
No perpetres la muerte de los madrileños. Sé bien que tu partido es una pieza sumisa del globalismo, pero los madrileños te han dado una victoria en niveles tales para que les defiendas. Te he escrito esta carta para que no te escudes en que nadie te lo dijo y para cuando sobrevenga el desastre, si no actúas, si no paras esa locura colectiva, ese pánico inducido, los madrileños te demanden responsabilidades. Yo te las demandaré: Isabel Díaz Ayuso, acuérdate de que eres mujer. Cómprate «Yo no me vacunaré», en Amazon, vale solo 1 euro, y da, conmigo, la voz de alarma.