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Francesco Arcuri se queja de la constante difamación en el caso Juana Rivas

Redacción




Yolanda Esfandiari.

Esta mañana hablaba con Francesco Arcuri de la escasa difusión mediática del comunicado que había emitido 24 horas antes, a través de su abogado, Serlapo Bardi, y directamente a la agencia EFE. Hasta aquel momento solo 20 minutos se había hecho eco del comunicado, más tarde lo hicieron el Heraldo y el Diario de Pontevedra, ambos medios digitales. Ninguno de los grandes medios ha querido informar sobre la denuncia de Arcuri a los medios españoles por difamación.

El ex marido de Juana Rivas ha denunciado la difamación a la que se ve sometido desde que se hizo público el caso. Lo hace ante el juzgado de Cagliari, en Cerdeña, tras conocerse que el Tribunal Supremo ha rebajado a la mitad la pena de cárcel que pesaba sobre su ex mujer. Aunque Arcuri ha venido declarando que no desea la entrada de Juana Rivas en prisión, señalaba a Elplural.com que algunas personas de su entorno lo merecerían. Se refería, sin duda, a quienes la aconsejaron envolver al padre de sus hijos en una maraña de acusaciones que la justicia ha considerado absolutamente falsas, particularmente a la “tal Paqui Granados”, cuya actuación en esta historia terminó  por causar la estupefacción del juez.

Tras demostrarse que Juana Rivas sufre un trastorno psiquiátrico que le impide ser consciente del alcance de sus actos, la “madre de Maracena” ha perdido la patria potestad en un plazo de seis años, y  se encuentra en tratamiento para reaprender a ser madre. Los consejos de Paqui Granados llevaron a Rivas a infringir la ley secuestrando a sus hijos e impidiendo el contacto con el padre, de forma que una situación que podía haberse resuelto de forma amistosa derivó hacia una rocambolesca trama de intereses que servía a los fines de asociaciones feministas, políticos, y hasta de Irene Montero, quien a pesar de las sentencias condenatorias, y de haber quedado demostrada hasta la saciedad la inocencia de Arcuri, insiste en utilizar a Juana Rivas en su campaña de criminalización del género masculino.

A través del comunicado enviado a EFE, Francesco Arcuri califica de “desmesurada” la resonancia mediática del caso Rivas, y denuncia la “instrumentalización y elaboración de la realidad” esté encaminada a conseguir algún tipo de beneficio “a costa de la vulnerable posición de mis hijos”. Denuncia los “ataques mediáticos” contra su honor por parte de la prensa con la participación directa o indirecta de Juana Rivas. Sobre la actitud de su ex mujer,  Arcuri declara que “continúa con una sistemática obra de denigración y destrucción de su honor”, apoyada por sus abogados, que emiten “insinuaciones gravemente infamantes e inútilmente humillantes”. El letrado de Arcuri, Serlapo Bardi, hace especial mención de las “acusaciones ilegítimas, fruto de falsos argumentos desmentidos con datos concretos y verificables, que han ofendido, y aún ofenden, la honorabilidad, dignidad y reputación” del italiano.

El código penal italiano contempla como delito la difamación en prensa o en internet, de forma que Arcuri se plantea querellarse penalmente contra los medios que insisten en dañar su honor y su reputación. La intención de favorecer a la condenada se hace patente mediante esta profusión informativa de esta parte, y el lamentable silencio hacia la otra. La indiferencia de los grandes medios por el comunicado de Arcuri, toda vez que sí airean la reducción de la condena de Juana Rivas, evidencia que los intereses políticos les mantienen alejados de la ecuanimidad informativa. Esta situación terminará por pasarles factura, puesto que los ciudadanos empiezan a darse cuenta de que solo los pequeños medios digitales se atreven a publicar lo que los grandes callan.