Luis Bru.
Muy digno Pablo Iglesias se ha levantado del debate de la cadena Ser cuando la candidata de Vox, Rocío Monasterio, ha puesto en duda la recepción en una carta de dos balas de Cetme. La verdad es que Pablo Iglesias se ha ganado justa fama de mentiroso, como en el caso Dina en el que el móvil lo tenía él o en el «ataque-montaje» a la sede de Podemos en Cartagena. Pablo Iglesias, como buen comunista, miente más que habla; es un relativista que considera que el fin justifica los medios. Ha montado su campaña, a la desesperada, sobre el peligro fascista que sitúa en Vox, y lo único que hemos visto han sido agresiones «fascistas» a Vox de pedradas en Vallecas y en Navalcarnero. Un personaje capaz de ir en taxi, unos metros, al debate de Telemadrid y luego irse en coche con chófer y escoltas a su mansión de Galapagar es un fatuo mentiroso.
La última no resiste el más mínimo análisis. Según fuentes de Correos, es imposible que una carta con balas echadas en un buzón llegue a destinatario ya que es material prohibido por la pólvora susceptible de explotar además los sobres pasan por escáner y se hubiera detectado. Resumiendo o es un montaje o alguien de dentro lo ha dejado pasar a sabiendas, por qué el protocolo es claro ese tipo materiales se retiran por seguridad.
Está el precedente del montaje del ataque a la sede de Podemos en Cartagena. Según fuentes policiales, Podemos no ha presentado denuncia por el “ataque” a su sede de Cartagena, que alegremente achacaron a la extrema derecha. Evitarían de esa forma, si se confirma la no presentación, una investigación que podría conllevar delito de denuncia falsa y de simulación de delito. Los desperfectos se limitan a quemados en el escalón. Podría pensarse que el autor o la autora tuvo buen cuidado de provocar los menores daños posibles.
En cualquier caso, todo hace pensar que el autor o autora estuvo en la sede de Podemos, es alguien de Podemos, por cuanto se ven carpetas y un teléfono móvil, que no están antes del ‘ataque’. También resulta sospechoso que las cortinas estén recogidas, cuando los testimonios son coincidentes respecto a que están siempre desplegadas, como si hubiera querido evitar que se incendiaran. Además, las fuentes policiales destacan las similitudes en la fisonomía -amplias cartucheras- de la joven que aparece en las cámaras haciendo pintadas y la joven de Podemos que sale después denunciando el ‘ataque”, que tiene cada vez más tono de montaje.