Luis Bru.
Después de tanto ir a la fuente, de mangonear, de jugar a ser influyente, de conseguir una victoria pírrica haciendo que Ignacio Aguado moviera hilos y designará a la polémica abogada y estomagante Cruz Sánchez de Lara como merecedora de uno de los reconocimientos de la Comunidad de Madrid por el día de la mujer trabajadora, Pedro J Ramírez ha unido su suerte a la de Ciudadanos y está sudando tinta, se nota que no hace pie, que se ahoga. Esta es la campaña de la «supervivencia», titula El Español describiendo la de Ciudadanos; mera proyección personal. Es la de la desaparición.
Cuando ya todas las encuestas, menos la de El Español, quien paga, manda, marcan la tendencia de la irrelevancia, más bien de la nulidad de Ciudadanos, que se mueve en torno al 2,5 % del voto, con tendencia a la baja, Pedro J Ramírez sigue sacando a Inés Arrimadas y Edmundo Bal en lugar destacado y se atreve a hacer el más soberano ridículo preguntando «¿vicepresidente Bal o Monasterio? El desafío de Ciudadanos para revelar su utilidad». Para desvelar su inutilidad y su traición, más bien. Pedro J Ramírez juega, como Ciudadanos, como un torpe satélite del sanchismo.