Luis Bru.
Sorprendentemente, el perfil que dibujan las personas que le han tratado a la vista de su mutación ideológica actual es la de que Pedro J es un hombre sin personalidad, que piensa con la bragueta o con el corazón, porque de ser un icono del periodismo de derechas ha pasado a ser un advenedizo en el periodismo de centro-izquierda, dicho muy suavemente. Ahora milita en la ideología de género, en la corrección política, es lacayo y servil, temeroso del poder y «no se que le he dado con Ciudadanos», indica una fuente que lo conoce o conocía bien. Pedro J Ramírez parece hacer un periodismo que repudia la derecha y que no convence a la izquierda, «nunca será aceptado por la izquierda, no se fían de él». Sus tics ideológicos parecen calcados de la polémica abogada Cruz Sánchez de Lara, como si hubiera tenido una mutación ideológica de alcoba.
Nada queda de aquel Pedro J que entendía el periodismo como contrapoder, que tenía en El Mundo su despacho decorado por Agatha Ruiz de la Prada con colores vivos y alegres y que ostentaba una cita de Joaquín Garrigues Walker, el gran y malogrado liberal español. Un ejemplo claro del dicho castellano de que mueven más dos tetas que dos carretas. Penoso.